Qué difícil es hacerse explicar cuando no quieren entenderte.

Qué complicado resulta poner un gris entre el blanco y el negro.

Evidentemente, es mucho más sencillo callar, mirar para otro lado y pasar página. No poner el dedo en la llaga, no poner el foco en aquello que molesta. Así quedarás genial con todo el mundo: no resultarás incómoda.

Resulta que durante toda mi vida elegí la opción difícil. La de decir lo que pienso, sin callarme por las consecuencias que pudiera tener. Asumiendo que sería complicado, pero que ser libre merecería la pena.

En cada ocasión que he abierto la boca para decir aquello que iba a ser controvertido me he llevado “hostias como panes”. Algunas han dolido, otras causan risa y todas te regalan la oportunidad de conocer a la gente que te rodea.

Cuando ante la Internacional Socialista, como secretaria general de las juventudes a nivel mundial, en Cascais, le dije a todos los dirigentes mundiales que desde la organización juvenil estábamos hartos de su hipocresía, me metí en un buen lío. Resultó ser el follón más apasionante de mi vida hasta entonces: pero mientras lo vivía, mientras recibía amenazas de muerte, insultos de mis “compañeros de partido”, me robaban el teléfono continuamente, entraron en mi vivienda de Viena y me la destrozaron para llevarse solamente mi ordenador y un teléfono... no pasé un buen rato.

Cuando planté cara en el partido en mi pueblo ante un candidato que se saltaba el código ético, fui insultada y machacada y tuve que comerme una denuncia por haber discrepado. Una denuncia por haber dicho supuestamente que se estaban comportando “como chorizos”, cuando en realidad dije que eran unos jetas y unos sinvergüenzas. He tenido que ver desfilar a todo un grupo por un juzgado contando versiones que no encajaban, ayudados por el fiscal a contar la versión que tenían supuestamente acordada, y en definitiva, ver cómo se me monta un tinglado descabellado sin que exista acta de una reunión donde la que más insultos e injurias recibió fui yo. Esperando estamos a que el Supremo determine si una bronca en una agrupación de pueblo es perseguible de este modo. No me callaron entonces ni lo he hecho después. Todo se va poniendo en su lugar.

Gente que hasta hace dos días me reconocía lo importante que era luchar juntos por la libertad, reconocía mi trabajo en la libertad de expresión... algunos de ellos ahora ya no ven mi libertad como algo positivo porque resulta que hay una frase que no me parece acertada

Formando parte del comité federal del PSOE defendí dialogar con Podemos, con los indepes. Me llamaban loca y decían que solo buscaba notoriedad por llevar la contraria. Me insultaron y me invitaron a marcharme del partido porque tenía ideas totalmente absurdas. Miren hoy lo que está pasando.

Cuando me adentré en el independentismo catalán defendí siempre el diálogo, el respeto, el derecho de autodeterminación. Me amenazaron de muerte a mí y a mis hijos. He perdido trabajo. Se me ha acusado de barbaridades desde el nacionalismo rancio español. Y no me he callado ni una sola vez. Ni lo haré.

Cuando esta semana escuché una frase en un discurso en el Parlament que no me gustó, lo dije. Porque ejerzo mi libertad a opinar. Algunos me han atacado tan brutalmente que causa pavor. Decir que no me entero de nada, que soy una fascista española, la misma mierda que Vox o incluso peor... llegar a decirme que no vuelva a pisar Catalunya. ¡Acusarme de haber matado a Manolete por discrepar! Gente que hasta hace dos días me reconocía lo importante que era luchar juntos por la libertad, reconocía mi trabajo en la libertad de expresión... algunos de ellos ahora ya no ven mi libertad como algo positivo porque resulta que hay una frase que no me parece acertada. Se piensan que no entiendo la campaña sobre la lengua catalana. Se piensan que no tengo capacidad de entender todo el mensaje. Se piensan que los que como yo, Pérez Tapias, Altamirano, Fallarás, somos cortos de entendederas.

A mí me parece estupendo que se promueva la lengua catalana. Me parece necesario. Siempre pido que me hablen en catalán: consumo radio, prensa, literatura en catalán.

Lo único que me ha chirriado es la referencia física a algo que no existe. Quizás porque ese texto lo ha podido escribir alguien que no ha nacido en Catalunya, que no ha nacido en Europa, y que desde su punto de vista esa diferencia tenga otro sentido. Sin embargo, cuando lo lee una catalana ya no suena igual, y menos en un Parlamento. Hay que cuidar las formas cuando se habla ante el público. Para muchos catalanes no chirría, pero lo que me resulta difícil de entender es que ellos no entiendan que hay muchos catalanes que no lo ven acertado, otros que no somos catalanes, lo mismo.

Insultarnos por discrepar de la forma demuestra que algunos se parapetan en banderas para esconder su odio: no estar de acuerdo en una frase les ha servido para llegar a llamarme genocida. Con estos mimbres no podemos hacer cestos de ningún tipo. Tomen nota, porque es difícil asumir que en todas partes tenemos tarados irresponsables que, en el fondo, dan la razón a quienes piensan que los extremos se juntan.