Ayer se oyó un crujido, recorrió desde los Pirineos hasta Gibraltar. Ayer, sí, ayer, se rompió España.

Como cuando ves partirse una plancha de hielo en los documentales, ayer ese grrcrak grack grack se dió. Y después se quedó todo en silencio. Como cuando hay nieve, que absorbe el ruido y la sensación es como de un vacío lleno... rara.

Ayer España se quedó sin Estado de Derecho

Ayer España se quedó sin Estado de Derecho. Crack.

Y la democracia se quedó en pelotas. Patam.

Han tensado tanto la cuerda estos que se piensan que España es suya, que al final se les ha visto el plumero. Ayer, directoras de diarios españoles, twitteros, viandantes de las calles de Madrid, vecinos, primos, amigos... dijeron “no en mi nombre”.

En Catalunya seguramente no se dieron cuenta. Porque estaban en shock viendo cómo el juez Llarena destrozaba el Derecho y metía en la cárcel a políticos que eran acusados de hacer política. Pero a España también llegó el shock.

Lo cuenta muy bien mi colega Iu Forn. Léanle. El bajonazo de ayer es por desgracia un paso más, y aunque no lo parezca, una evidencia que le da la razón a los republicanos y también a los independentistas. ¿O acaso pensabais que nos darían una República pidiéndola por favor?

De esta España yo también me independizo

Ahora es más sencillo explicarle al pueblo español que esto era precisamente lo que el pueblo catalán soberanista, el pueblo vasco soberanista, valenciano, vienen diciendo desde hace tiempo. Y por esta manera de administrar justicia, por este enorme deficit democrático, por esta manera de mentir de los medios de comunicación, ellos quieren irse. No me extraña. De esta España yo también me independizo.

Por cierto: que la derecha heredera del régimen golpista de Franco haga esto me parece lo esperable, aunque yo también esté en shock y me duela. Pero que el PSOE y Podemos traguen con esto y no estén pilotando manifestaciones masivas en muestra de repulsa hacia este gobierno y de apoyo hacia el pueblo catalán, es desgarrador.

Me pareció verles ayer caerse por el interior del abismo que se abrió cuando España hizo crack.