En un artículo de la semana pasada traté el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) en términos territoriales y demográficos en el marco de las economías de aglomeración, aprovechando que la Cambra de Comerç de Barcelona acababa de publicar un monográfico con los datos estadísticos más significativos. Sobre la base de la misma fuente de información, hoy me centro en los datos económicos agregados de la región, relacionándolas con las del conjunto de la economía catalana.

En el 2022, el AMB generó un PIB estimado de 149.000 millones de euros, que representa un poco más de la mitad del PIB catalán. En la generación de este PIB, juega un protagonismo destacado la ciudad de Barcelona, ya que por sí sola representa el 35% del total. Todo eso se consigue en una fracción muy pequeña del territorio catalán: el AMB significa el 2% y la ciudad de Barcelona, un mero 0,3%. Por lo tanto, un primer apunte del hecho metropolitano que nos ocupa es una altísima concentración geográfica de la actividad, de modo que podríamos hablar de una gran densidad media de producción. En cifras: en la ciudad de Barcelona se genera un PIB equivalente a 900 millones de euros por km², frente a... 4 millones en el resto de Catalunya (sin el AMB).

Si relacionamos el PIB con sus habitantes, en el AMB se obtiene un PIB per cápita de 45.000 €, una cifra alta en el contexto europeo y claramente superior a la del conjunto de Catalunya, que es de 34.700 €. Segmentando los datos, y sin tener en cuenta la movilidad residencia-trabajo, a la ciudad de Barcelona le correspondería un PIB/h de más de 57.000 €, mientras que en el resto del AMB (que incluye casos tan dispares como Badalona y Sant Cugat) sería de 33.000. Cuando comparamos estos niveles con el resto del país, el resultado es algo decepcionante y seguramente preocupante, porque el valor PIB/h es de 27.000 €, por lo tanto, inferior al resto del AMB y (¡atención!) menos de la mitad del de la ciudad de Barcelona, lo que significa que en la capital de Catalunya se desarrollan actividades de mucho más valor que en el resto.

El liderazgo de la capital catalana como motor económico ha llevado a crear una especie de mancha de aceite en todo su entorno para suplir un territorio limitado y saturado, una mancha que ha sumado actividad a la que ya tenían los propios municipios. La presión derivada de la necesidad de espacio residencial y productivo de bienes y servicios se ha hecho notar en las ciudades limítrofes de Barcelona con suelo y facilitado de acceso, como son El Prat de Llobregat, L'Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià de Besòs, Santa Coloma de Gramenet y Badalona. Este tipo de expansión se da en todas partes en todos los crecimientos urbanos de ciudades, como es el caso, por ejemplo, de Tarragona con respecto a Vila-seca, Constantí o La Canonja.

El liderazgo de la capital catalana como motor económico ha llevado a crear una especie de mancha de aceite en todo su entorno para suplir un territorio limitado y saturado

En una línea parecida, pero cubriendo especialmente la necesidad residencial de más nivel económico de Barcelona, encontramos como ejemplos de expansión de la ciudad los municipios de Sant Just Desvern o Sant Cugat del Vallès, una situación parecida, por cierto, a la que se da, por ejemplo, en el Vallès con respecto al municipio de Matadepera.

Vamos a la producción del AMB, que es fundamentalmente de servicios (85% del total del valor añadido generado). La importancia de este sector en la ciudad de Barcelona todavía es mayor (90%), en contraste con el peso que tiene en el conjunto de Catalunya (75%). En cambio, el sector industrial tiene poco peso relativo en la capital (6,5%), por debajo del resto del AMB (19%) y muy por debajo del resto de Catalunya (31%). En cuanto a los otros dos grandes sectores de la economía, la construcción tiene un peso bastante parecido en todas partes (entre el 4 y el 5%) y, finalmente, el sector primario en el AMB es testimonial.

La población y el nivel de PIB van vinculados, lógicamente, a la actividad productiva y, detrás de ella, el tejido empresarial e institucional implantado en el territorio. En términos empresariales, a finales de 2022 el AMB tenía 110.000 cuentas de cotización en la Seguridad Social, a las que la Cámara se refiere como "empresas". Esta cifra representa el 45% del total catalán, muy parecido al peso de la región en términos de población (42%). Adicionalmente, y en sintonía con el liderazgo global de la ciudad de Barcelona, esta concentra el 64% de las empresas del AMB (más de 70.000). Y en este mismo ámbito, en coherencia con la especialización en servicios, resulta relevante que el AMB cuenta más con un determinado tipo de servicios que con otros: del total de Catalunya, encontramos el 55% de las empresas de servicios a la producción (administración, finanzas, servicios jurídicos, consultoría, ingenierías, etc.) y cerca del 60% de las empresas de sanidad y servicios sociales.

La concentración de estos servicios y de otros (como transporte marítimo, aéreo y ferroviario) en un punto del territorio tan relativamente pequeño como es Barcelona y su entorno, confiere a la zona un protagonismo económico fuera de toda duda en actividades más concretas, como veremos en el próximo artículo.