A Pedro Sánchez le dijiste que no te cerrabas a la subcomisión parlamentaria que quiere crear para discutir sobre la modernización del Estado y la reforma del modelo territorial. Esta misma semana, nada menos que desde la solemnidad del Congreso, nos dijiste a todos que estás dispuesto a hablar de la reforma constitucional cuando pase el apuro del referéndum. Muchos se agarran a esas frases vacías y educados lugares comunes que siempre sueltas desde hace años cuando te preguntan sobre estas cuestiones; unos quieren ver una noticia, otros una novedosa disposición al diálogo pero tú y yo, Mariano, sabemos lo que hay de verdad.

Ni hay noticia, porque es el titular de siempre, ni hay nueva estrategia, porque también es la de siempre: dejar que los otros hablen de lo que quieran y cuanto quieran para al final decirles que no porque ahora tampoco es el momento y utilizar en su contra hasta la saciedad todo lo que puedan haber dicho.

Para el PP, nunca estamos en el momento oportuno para hablar de España, la soberanía, la reforma constitucional o el modelo territorial

No los engañes más, Mariano. Ya que has conseguido convencer a media España y a medio Congreso que deben asumir de manera solidaria el desastre del estropicio causado en Catalunya por una estrategia que diseñaste en exclusiva y que sólo ha tenido como objetivo beneficiar a tu partido, al menos sé honesto y no les des falsas esperanzas.

Si algo hemos aprendido durante estos años es que, para el PP, nunca estamos en el momento oportuno para hablar de España, la soberanía, la reforma constitucional o el modelo territorial. La razón es de pura supervivencia: la unidad de la fragmentada derecha española que inicia la Transición se ha construido trabajosamente sobre la defensa intransigente de su idea unitarista y centralizada de España y la búsqueda de la polarización contra los nacionalismos.

No es que Rajoy no quiera hablar de la soberanía o la reforma constitucional, es que no puede porque entonces ya no sería un problema para todos, sería un problema sólo para el PP

El PP ha logrado el monopolio de la derecha desde la demonización del nacionalismo y los gobiernos nacionalistas y desde el compromiso de usar el Estado de la autonomía como el límite que no va a permitir jamás que se traspase. Cualquier cambio de estrategia o revisión de la ortodoxia, conduce inexorablemente a una crisis y a un cisma en el Partido Popular.

No es que Rajoy no quiera hablar de la soberanía o la reforma constitucional, es que no puede porque entonces ya no sería un problema para todos, sería un problema sólo para el PP. Lo que para muchos de nosotros puede suponer la solución, para Rajoy solo significa más problemas.