¡¡¡Uf, que pereza!!! Como dure muchos días la España sin gobierno van a acabar tirándose los platos a la cabeza entre los tres partidos que se dicen y se autoproclaman defensores del centrismo. O sea, PP, PSOE y Ciudadanos. La gran coalición nonata. Empezó el domingo la secretaria general del Partido Popular, Maria Dolores de Cospedal, señalando que el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos para apoyar la investidura de Pedro Sánchez, que se inicia este martes en el Congreso, llevaba encubierto un referéndum en Catalunya. He vuelto a leer las 66 páginas del documento  y no es que a todos se nos hubiera pasado por alto, simplemente es que es una solemne mentira. Pero bueno, eso no debe ser importante ya que Cospedal no ha rectificado nada y sus palabras se han propagado, que era el objetivo.

Los políticos hablan estos días para buscar broncas y vaya si la encuentran. Algunos con este aire matonista que a menudo les delata, como es el caso del portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, Juan Carlos Girauta, siempre a punto de abandonar un estudio de radio, un plató de televisión. Es lo que Miquel Iceta considera acertadamente el anticatalanismo primario de Ciudadanos. No es extraño que los militantes del PSC pasaran de avalar el acuerdo político que les proponía Pedro Sánchez.

Pues bien, Girauta, ha protagonizado este lunes una polémica en Twitter con un periodista de Libertad Digital, el medio que dirige Federico Jiménez Losantos, que también le reprochaba el pacto ya que "facilita el camino a los separatistas". En un primer tuit ha sido acusado de miserable y en el segundo Girauta ha estallado: "Aquí los cojones en Catalunya los hemos puesto nosotros. Ni una lección de españolidad. ¿Ok?". Y uno se queda estupefacto del nivel del portavoz y del tono amenazante que para los que no le conozcan no es otra cosa que una bienvenida al mundo Girauta. Más allá de que este discurso tan primario lo podrá hacer en Madrid ya que aquí, en Catalunya, ha dispuesto de altavoces suficientes para defender sus posiciones. Privados y públicos. Sí. Privados y públicos. Cosa que no está de más repetir aquí y allí, una y otra vez, y más cuando no ha sido así a la inversa.