“Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y, en sitio y en belleza, única”.

Don Quijote de la Mancha

El presidente Sánchez Castejón llegó de nuevo a Catalunya y tuvo una nueva oportunidad para entender hasta qué punto el presidente de la Generalitat conseguía extender a toda una nación las palabras más repetidas de Cervantes sobre Barcelona. No solamente se lo recibió con la voluntad de seguir punto por punto todos los requerimientos del protocolo, pactados desde el principio, sinó que el presidente Torra añadió un punto de pedagogía por si se quería aprovechar y hacer la visita también instructiva. Sobre todo si se viene de una ciudad y un ambiente donde solamente le ponen alfombras rojas, donde se puede esconder algún pliegue traidor que le desestabilice la verticalidad. El recibimiento cordial, sin una pizca aparente de rencor y el hecho de pasar revista a los mossos d'esquadra en uniforme de gala tenían el mejor sello de respeto y urbanidad de un protocolo que llevaba 13 años sin uso con un presidente español. La otra cosa fue detenerse unos segundos delante de la estatua del Desconsol del gran escultor del modernismo catalán, Josep Llimona. La pausa tenía más enjundia. Podía aportar, si se quería y sabía entender, las claves de un contexto que hacía estallar las lecturas entre líneas con significados implícitos. No hace falta que el Desconsol deje escapar una mirada de reproche, ni siquiera que muestre la cara. El dolor de los hombros vencidos, el cansancio de las manos en contraste con la firmeza de la piedra, lo dicen lo suficiente todo, en el patio de carruajes de la Generalitat o en el lago oval del Parlament, tan cerca, durante tanto tiempo, de la presidenta Carme Forcadell, ahora rehén de viejos rencores y nuevos diálogos.

No sé cuántas horas de elaboración necesitó la frase más contundente de Sánchez Castejón a Torra i Pla: "La ley es la condición, el diálogo es el camino". Aunque los más desconfiados pueden sospechar de que se encuentre en algún libro de aforismos —ya saben, aquellas sentencias de formato elegante que piden prestadas la apariencia de verdad absoluta, mientras flota la subjetividad de quién lo utiliza— la idea a vender es: ya se ha inaugurado el diálogo. Y no interesa para nada fijarse en las condiciones de la condición, ni si la ley ha abjurado  —para un rato o para siempre— del lawfare. Ni verificar si políticos y magistrados se han comprometido con la búsqueda de la verdad y el respeto a los derechos humanos.

Si se puede defender ahora con argumentos sólidos la bilateralidad —y en especial la multilateralidad, que promete ser mucho más fértil— es porque se defendió con el cuerpo y la mente el 1-O el derecho de voto frente la unilateralidad rabiosa de los del "A por ellos"

Quizás por todo lo que se ha vivido y todos los peajes pagados con sufrimiento como mínimo habría que esperar un par de reuniones de la mesa para afirmar, en positivo, que sí, que finalmente, hay diálogo. Y que las últimas personas incrédulas podemos dejarnos caer del caballo y olvidar la visita anterior del presidente Sánchez para visitar en exclusiva, en el Hospital de St. Pau, a los policías y ningún civil. Un presidente Sánchez que salió con subfusil incluido. Y es que la Catalunya "archivo de cortesía" no siempre (por no decir casi nunca) ha podido contagiar formas y maneras. Ni urbanidad.

Mientras tanto, no aceptemos en absoluto los intentos repetidos, desde numerosos frentes, por borrar de nuestra dignidad el 1 de octubre del 2017. Si se puede defender ahora con argumentos sólidos la bilateralidad —y en especial la multilateralidad, que promete ser mucho más fértil— es porque se defendió con el cuerpo y la mente el 1-O el derecho de voto frente la unilateralidad rabiosa de los del "A por ellos".

Al final de su vida, en Los trabajos de Persiles y Sigismunda, Cervantes habla también de los catalanes, "una gente que si está enojada, es terrible, pero que es suave si es pacífica; gente que con facilidad da la vida por la honra, y por defenderlas entrambas se adelantan a sí mismos, que es como adelantarse a todas las naciones del mundo". Si damos como buena la versión que fuimos gente determinada y no terrible, y a la "honra" incluimos la dignidad, este sería un buen retrato cervantino del 1 y el 3 de octubre del 2017. Con adelanto incluido a muchas naciones del mundo.

El presidente de la Generalitat explicaba el momento en que nos encontramos con estas palabras: "¿Diálogo? Siempre. ¿Negociación? A punto. Pero negociación real, en la que hablemos de la raíz del conflicto político que va de democracia, de derechos fundamentales y del ejercicio de la soberanía".