Damasco, 30 de agosto de 1818. Moría Domènec Badia Lebich que, durante buena parte de su vida, había actuado con el nombre falso de Alí-Bey ben Uthman al-Abbasí. Viajero incansable (fue el primer europeo moderno que entró en la Meca), y cartógrafo excepcional (exploró y dibujó los territorios desconocidos entre el Magreb y la península Arábiga), sus anotaciones y sus mapas resultarían de gran valor para la cancillería de Francia: serían la base que impulsaría el proyecto colonizador francés en el norte de África y en el Oriente Próximo. Los viajes de Alí-Bey son los que explican la dominación colonial francesa que, durante el siglo XIX y buena parte del XX, se proyectó sobre los actuales Marruecos, Argelia, Túnez, Líbano y Yibuti. La retaguardia donde, al inicio de la II Guerra Mundial (1940), el general De Gaulle iniciaría el camino de la recuperación de Francia.

Dibujo de un pueblo de Marruecos, de las anotaciones d'Alí Bei. Fuente Archivo de El Nacional

Dibujo de un pueblo de Marruecos, de las anotaciones de Alí-Bey / Fuente: Archivo de El Nacional

¿Quién era Domènec Badia?

Domènec Badia había nacido en Barcelona en el año 1767. Su padre, Pere Badia, había sido secretario del capitán general de Catalunya Ambrosio de Funes Villalpando, conde de Ricla y protagonista de los escándalos más sonados de la Barcelona de finales del XVIII. Ricla se había ganado el favor de las clases mercantiles de la ciudad: después de años de reivindicaciones, había devuelto la propiedad de la Casa de la Llotja (expropiada por Felipe V en 1714) a la Junta de Comerç de Catalunya (1771). Pero también había mantenido una pública y esperpéntica rivalidad con Giacomo Casanova (entonces vecino de Barcelona) por los favores de la también veneciana Nina Bergonzi, segunda bailarina del Teatro de la Santa Creu. Bergonzi llamaba a Ricla "Il mio elefantino", y su relación culminaría con un proceso contra la pareja —promovido por el obispo Climent— por escándalo público.

Mapa de la parte conocida del norte d'Àfrica (1820). Fuente Cartoteca de CatalunyaMapa de la parte conocida del norte de África (1820) / Fuente: Cartoteca de Catalunya

¿Qué fue lo que llevó a Domènec Badia al norte del África?

No obstante, Ricla salió adelante. Nadie declaró contra él, y siguió la estela de su primo, el conde de Aranda, primer ministro de Carlos III y nuevo amante de Bergonzi. Los Badia progresaron a la sombra de esta estela y en 1793 encontramos a Domènec como administrador de tabacos en Córdoba; y eso lo conduciría hasta Godoy, el ministro plenipotenciario de Carlos IV. Badia, con el concurso de un botánico valenciano llamado Rojas, consiguió convencer a Godoy de que, con toda la América colonial sublevada, el futuro del Imperio español tenía que girar forzosamente hacia la, entonces en gran medida, desconocida África. Godoy los comisionó (1801) y los envió a Londres a circuncidarse. Este detalle es muy revelador, porque explica que aquella expedición, oficialmente botánica, tenía un propósito que iba más allá del interés científico.

¿Cuál fue el primer viaje exploratorio de Domènec Badia?

Otro detalle que revela el verdadero propósito de aquella expedición sería la carta de Godoy, que ordenaba a Badia prescindir de Rojas con el pretexto de que el botánico no tenía el perfil suficiente para una operación de aquella envergadura. Lo dejaron circuncidado en Gibraltar; y Badia, a partir de aquel momento (1803) Alí-Bey el Abassí, se adentraron en solitario por el continente africano en un viaje que se prolongaría por espacio de cinco años. Alí-Bey, a diferencia de Rojas, hablaba árabe y turco; y esta condición también debió de pesar. Y nunca mejor dicho. Durante aquellos cinco años (1803-1808), Alí-Bey, vestido a la manera de un comerciante árabe atravesó (de oeste a este) el tercio norte de África, el Próximo Oriente y la península Arábiga: sería el primer occidental moderno que pondría los pies en la Meca; y se anticipaba más de un siglo a la campaña de Lawrence de Arabia (1917).

Dibujo de Sant Joan de Acre, de las anotaciones d'Alí Bei. Fuente Archivo de El Nacional

Dibujo de San Juan Acre, de las anotaciones d'Alí-Bey / Fuente: Archivo de El Nacional

¿Cuál fue el resultado de aquel primer viaje?

A principios de mayo de 1808, Badia se presentaba en Bayona (País Vasco francés) a entregar los trabajos y a cobrar la factura. Pero Carlos IV, Fernando VII y Godoy, que hacía nada más unos días habían vendido la corona española a Napoleón; se lo sacaron de encima de malas maneras. Fue algo como “a cobrar, a Arbeca; i a saber, a Cervera” en formato borbónico y en envase ilustrado; que, inevitablemente, condujo a Badia a la cancillería de París. Los mapas y las anotaciones de Badia enseguida llamaron la atención de Napoleón, que poco después le encomendaría reeditar el viaje con una misión añadida: enfrentar las naciones del sur y sureste del Imperio otomano con el clarísimo propósito de debilitar al régimen de Estambul y facilitar la conquista y colonización francesa. Con las anotaciones y los mapas de Alí-Bey, Francia iniciaba la conquista del Magreb en 1830.

Mapa de la parte conocida del norte de Proxim Orient (1820). Fuente Cartoteca de CatalunyaMapa de la parte conocida del norte de Oriente Próximo (1820) / Fuente: Cartoteca de Catalunya

Alí-Bey, escritor de éxito, espía valioso y muerte misteriosa

El año 1814, Alí-Bey, justo a la víspera de su nuevo destino, se convertía en una figura cultural relevante. El prestigioso editor parisino Pierre Didot l'Ainé publicaba una versión autorizada y resumida de las anotaciones y de los mapas del explotador catalán con el nombre Voyages d'Alí-Bey en Afrique te en Asie pendant les années 1803, 1804, 1805, 1806 te 1807 que se traduciría a varios idiomas y que sería un auténtico best seller. La mejor inversión que había hecho jamás y que haría jamás el editor Didot. Mientras tanto, Francia cambiaba de régimen: Napoleón quemaba sus últimas naves en Waterloo (1815); y las potencias europeas imponían un Borbón en el trono de París (Luis XVIII). No se sabe cómo, este cambio de régimen, influyó en la misión de Alí-Bey. Pero lo que sí se sabe es que el espía catalán, poco después (1818), apareció muerto en circunstancias que nunca se han aclarado.

Gatell, el relevo de Badia

La genialidad catalana siempre ha representado un problema para España. El año 1877, ya no reinaba Fernando VII, sino su nieto Alfonso XII. Y el gobierno no estaba en manos de las oligarquías cortesanas, sino de unos pretendidos liberales. Pero, de nuevo, las clases dirigentes españolas despreciaron una investigación catalana: la de Joaquim Gatell Folch (Altafulla, 1826 – Cádiz, 1879), que desde 1860, había cartografiado con una precisión extraordinaria la desconocida (naturalmente, por los europeos) región del Atlas, el interior de Marruecos y la Argelia actuales. Gatell ofreció su trabajo a la Sociedad Geográfica de Madrid, que lo rechazó. Pero en cambio la Association Internationale pour l'exploration te la civilisation de l'Afrique, dirigida por el rey Leopoldo de Bélgica, lo acogería de forma entusiástica, y nombraría a Gatell director de aquel organismo.

Joaquim Gatell (Caid Ismaïl). Fuente Archivo de El NacionalJoaquim Gatell (Caid Ismaïl) / Fuente: Archivo de El Nacional

¿Colonias catalanas en el Magreb y en Próximo Oriente?

En el Congreso de Viena (1815), con Napoleón (el patrón y mecenas de Alí-Bey) derrotado y confinado en Santa Helena se pactó un redibujo del mapa de Europa. Incluso, se contempló —aunque mínimamente— la posibilidad de crear un estado-tapón en los Pirineos: un dominio destinado a jugar el papel permanente de espacio neutral; es decir, una suiza catalana. También durante los viajes de Gatell (1860-1877) se produjeron varias proclamas republicanas en Catalunya. La cuestión es: ¿qué habría pasado si los congresistas de Viena hubieran independizado Catalunya? ¿O si las proclamas republicanas hubieran triunfado? No lo sabremos nunca. Pero lo que sí sabemos es que en el Congreso de Berlín (1885), allí donde las potencias europeas se repartieron el continente africano como un pastel, los propietarios de los mapas de Badia y de Gatell obtuvieron grandes beneficios.

Imagen principal: Retrato de Alí-Bey / Fuente: Omnia. Biblioteca Estatal de Baviera