En el pleno del Parlament del mes de julio de este año, el diputado del PP Santi Rodríguez afirmó categóricamente que durante la pandemia del coronavirus el Govern parecía “un pollo sin cabeza”. El president Torra, que es un hombre más culto que político, aun así reaccionó con buenos reflejos para responder al diputado popular con ironía y sentido del humor: “El año 1945, en los Estados Unidos había un pollo al que le cortaron la cabeza. Se llamaba Mike. Mike, el pollo. Y sobrevivió 18 meses con la cabeza cortada. Quiero decir que no es tan fácil acabar con los pollos”. La metáfora de Torra entre el Ejecutivo que en aquel momento todavía presidía y el pollo que el campesino Lloyd Olsen no consiguió decapitar era evidente. Tenemos cuerda para rato, venía a decir el Molt Honorable. A finales de septiembre, sin embargo, el 131.º president de la Generalitat fue finalmente inhabilitado como si fuera lo más normal del mundo.

Todavía no han transcurrido dos meses desde la inhabilitación y el pollo agoniza. Desde que el Govern fue decapitado, la sensación de desbarajuste va en aumento. Es un milagro que el Ejecutivo sobreviva a pesar de carecer de dirección política y de los escandalosos errores que cometen los consellers de ERC de Salut, Educació y Afers Social i Treball, que auguran lo peor si después de las elecciones del 14-F los electores dieran la presidencia de la Generalitat a los republicanos. También es verdad que los de Junts dejaron que ERC les arrebatase los departamentos esenciales cuando se formó el Govern, a pesar de haber superado electoralmente a los republicanos, y ahora pagan las consecuencia de una actitud tan absurda como antipolítica de Rull y Turull, los negociadores. Visto hoy, el panorama es un despropósito. El Govern, sin jefe, con la silla de presidente vacía, va a la deriva con mucho ruido. El último episodio es el fracasado sistema informático para que los autónomos pidan ayudas (en la vergonzosa variante de la subasta). La chulería digital del conseller del ramo se ha demostrado una vez más que es humo. Ayer la portavoz de la patronal de la pequeña y mediana empresa ya reclamaba que fuera el Estado el que gestionara este tipo de ayudas. ¡Avanzar como los cangrejos!

El Govern no sobrevivirá 18 meses como el pollo Mike. El Govern, que en la última encuesta del CEO ya aprobaba justito, está a punto de batir el récord de imbecilidades, algunas promovidas desde el interior de los grupos independentistas

Un gobierno sin presidente es un equipo sin liderazgo. El president Torra tenía un carisma más bien bajo y cayó en errores propios de un ingenuo, pero todo el mundo le reconoció, salvo el diputado popular, que ante la pandemia supo ponerse al frente de una crisis de grandes proporciones. Torra supo marcar la agenda a pesar de la oposición sistemática del gobierno español y de los otros presidentes autonómicos. Incluso Emiliano García-Page, el presidente socialista de Castilla-La Mancha, acabó reconociendo la perversidad de la oposición a todo lo que proponía Torra: “Si el planteamiento de cerrar por días lo hace Torra, la reacción de unos partidos es una y si el planteamiento de cerrar por días lo hace el PP, es otra, y según en qué parte de España, porque en Andalucía se confinó el territorio muchos más días o en Murcia... lo que sí es cierto es que la política no está ayudando a combatir el virus”. La política es cruel y salvaje y ni un solo presidente autonómico movió un dedo ante la delirante destitución del president Torra.

El Govern no sobrevivirá 18 meses como el pollo Mike, que murió asfixiado durante una gira de exhibición en un motel de Arizona. El Govern, que en la última encuesta del CEO ya aprobaba justito, está a punto de batir el récord de imbecilidades, algunas promovidas desde el interior de los grupos independentistas. O es que ustedes creen de verdad que los errores de seguridad para proteger el Palau presidencial, el intento de los Mossos de desahuciar a una familia sin ninguna orden judicial o la permisividad del Procicat con la misa de la Sagrada Familia son una simple coincidencia. El enemigo también vive en casa.