Que el catalán se está castellanizando cada día más es una realidad que todos conocemos de sobra; pero lo que quizás no sabíais es que el castellano ha tomado prestadas muchas palabras catalanas a lo largo de la historia. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Tranquilos, sé que esta afirmación rompe todos los esquemas y pilares de vuestra existencia, pero todo tiene (al menos) una explicación. El cómo es muy sencillo: un día, algún castellanohablante oyó estas palabras catalanas tan hermosas y, como era de esperar, quedó encantado por su sonoridad casi celestial, acto seguido vino un período de boca a boca que desembocó en un grupo de académicos que decidieron hacer oficial todo el amor que sentían hacia la lengua catalana introduciendo todas estas palabras en el diccionario de la Real Academia Española.
El cuándo es mucho más ambiguo: un día tomaron prestada una palabra; otro día, otra, e ir tirando. Y el porqué tiene más de una respuesta (me centraré en la que parece más probable): principalmente, por la proximidad (tanto geográfica como lingüística) entre las dos lenguas; pero sobre todo por envidia, porque el catalán tiene unas palabras preciosas que todo el mundo ansía poseer.
Un día tomaron prestada una palabra; otro día, otra, e ir tirando, [...] principalmente, por la proximidad (tanto geográfica como lingüística) entre las dos lenguas; pero sobre todo por envidia, porque el catalán tiene unas palabras preciosas que todo el mundo ansía poseer
Bien, basta de paja y centrémonos en el tema que nos interesa, que por eso estáis aquí: las palabras que el castellano ha tomado prestadas. Hoy os pondré diez ejemplos, pero que sepáis que hay muchos más (cientos). Son los siguientes: conrear (del catalán conrear), clavel (del catalán clavell), burdel (del catalán bordell), manjar (del catalán antiguo manjar), añorar (del catalán enyorar), faena (del catalán antiguo faena), papel (del catalán paper), reloj (del catalán antiguo relotge), viaje (del catalán viatge), forastero (del catalán foraster). Como podéis ver, no os he engañado, son palabras preciosas; se entiende perfectamente que nos las hayan querido copiar. Por cierto, podéis comprobar todo lo que digo visitando la web del diccionario de la Real Academia Española.
No me pondré a hacer un análisis semántico de las palabras que el castellano ha tomado prestadas del catalán, ni me preguntaré por qué han elegido palabras de estas áreas temáticas y no de otras, podríamos entrar en una espiral conspiranoica innecesaria. Lo que sí considero importante y, por lo tanto, necesario de puntualizar es que, si continúan el hurto lingüístico a este ritmo, pronto se hablará más catalán que castellano en España. Hecho, tengo que decir, que no me preocupa lo más mínimo, porque significaría que todos nuestros problemas con la lengua catalana se habrían acabado. Me atrevería, incluso, a afirmar que este es el camino más fiable y rápido para conseguir nuestra tan codiciada independencia. El plan es este: se empieza alargándoles los dientes con la belleza sonora de nuestra lengua y se acaba hablando catalán en toda España; y de ahí a la independencia, solo hay una declaración.