El Toyota C-HR de última generación refuerza su posición como uno de los SUV híbridos más equilibrados del mercado. Con un planteamiento centrado en la eficiencia, la fiabilidad y un coste de uso reducido, se convierte en una herramienta de movilidad ideal para quienes buscan un vehículo duradero y de bajo mantenimiento. Su mecánica híbrida autorrecargable, disponible con potencias de 140 y 196 CV, es capaz de ofrecer consumos medios en torno a 4,7 l/100 km, una cifra difícil de igualar en su categoría. No es ningún secreto que esta eficiencia se traduce en menos visitas a la gasolinera y, gracias a la probada fiabilidad del sistema, también en una menor necesidad de pasar por el taller.

La filosofía de este modelo va más allá del mero ahorro de combustible. Toyota acompaña la propuesta con un plan de garantía ampliada que, siguiendo un mantenimiento periódico en la red oficial, puede alcanzar hasta 15 años o 250 000 km. Esto supone una cobertura muy superior a la habitual en el mercado y refuerza la confianza en la durabilidad del vehículo. Además, se incluyen varias revisiones gratuitas en los primeros años, lo que contribuye a reducir los costes operativos durante la etapa inicial de propiedad.

Eficiencia y equipamiento como carta de presentación

La versión Advance se presenta como un equilibrio entre precio y dotación tecnológica. Incluye llantas de 18 pulgadas, faros LED, cuadro de instrumentos digital, pantalla central táctil de gran formato con conectividad inalámbrica, sensores de aparcamiento, cámara trasera y un paquete de asistentes de conducción que cubre control de crucero adaptativo, alerta de ángulo muerto y asistente de mantenimiento de carril. Lo destacable en este caso es que todo este equipamiento se ofrece con un precio competitivo, especialmente en campañas promocionales, manteniéndose por debajo de la barrera psicológica de los 30.000 euros.

 

En marcha, el C-HR mantiene el carácter suave propio de los híbridos autorrecargables de la marca. El sistema de transmisión e-CVT prioriza la fluidez y la progresividad por encima de la respuesta inmediata, ofreciendo una aceleración de 0 a 100 km/h en unos 10 segundos en la versión de acceso y algo menos en la más potente. La conducción urbana se beneficia de la capacidad de circular en modo eléctrico durante cortos periodos, reduciendo aún más el consumo y las emisiones.

El diseño, uno de los puntos fuertes del modelo desde su lanzamiento, conserva su enfoque audaz. La silueta de tipo coupé, las líneas marcadas y los detalles cromáticos crean una imagen diferenciadora frente a otros SUV compactos. En el interior, la disposición ergonómica de los mandos y la calidad percibida de los materiales refuerzan la sensación de producto bien terminado, aunque el espacio en la segunda fila sea más justo que en competidores de enfoque más familiar.

En conjunto, el Toyota C-HR encarna una propuesta en la que la eficiencia, la fiabilidad y el equipamiento se combinan de manera equilibrada. Es un SUV pensado para durar, con un bajo coste de uso y un diseño que no pasa desapercibido, lo que lo convierte en una opción sólida para quienes buscan un vehículo práctico, robusto y con personalidad propia.