El Porsche Macan eléctrico nació con la ambición de ser el referente entre los SUV premium de su categoría. La marca alemana lo presentó como un coche moderno, deportivo y cargado de tecnología. Sin embargo, desde su llegada, arrastra un inconveniente que no termina de resolverse: sigue siendo un eléctrico con más promesas que certezas. Y eso, en un modelo que supera los 80.000 euros, es difícil de justificar.

En Porsche confiaban en que el diseño más agresivo, el interior avanzado y el prestigio de la marca serían suficientes para conquistar al público. Pero el verdadero desafío estaba en otro lado: la autonomía y la carga. Ahí es donde el Macan eléctrico no logra convencer. Tanto es así que ya se prepara la llegada de un Macan de combustión, un movimiento que evidencia que ni la propia marca confía plenamente en el éxito de su versión eléctrica.

Porsche Macan
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El Porsche Macan eléctrico no convence

De cara a 2026, Porsche ha intentado dar un giro. Pero no es un giro radical. El diseño exterior se mantiene prácticamente idéntico y en el interior los cambios son mínimos. La estrategia ha sido reforzar el equipamiento tecnológico, con sistemas que buscan hacer la experiencia más atractiva, aunque no solucionan el problema de fondo: la dependencia de una infraestructura de carga insuficiente y las limitaciones de la batería.

Entre las novedades, destaca el sistema Surround View. Un asistente de aparcamiento basado en cámaras de 360 grados, que ahora puede hacer “transparente” el frontal del vehículo para facilitar maniobras. También suma memorias de aparcamiento y una función de marcha atrás automática de hasta 50 metros. Son mejoras prácticas, pero siguen siendo secundarias.

Porsche Macan
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La alta tecnología no lo es todo

El SUV también incorpora una llave digital, compatible con dispositivos Apple y Android, además de juegos online accesibles desde la pantalla central o desde un mando Bluetooth. Incluso el pasajero puede tener su propia pantalla para usar aplicaciones mientras el conductor circula. Todo esto refuerza la idea de un coche conectado y entretenido.

En el apartado práctico, Porsche ha optimizado el planificador de carga, que permite seleccionar o descartar proveedores en las rutas. También ha aumentado la capacidad de remolque en 500 kilos, alcanzando los 2.500 kg. Una mejora que incluso se podrá aplicar de forma retroactiva en algunos mercados. Son avances útiles, pero de nuevo, insuficientes para quienes buscan confianza en viajes largos.