¿Cómo hubiese sido el mundo del automóvil si Mercedes hubiese lanzado a principios de los 90 una versión hatchback de su exitoso 190? ¿Cómo habría afectado eso a las ventas del Volkswagen Golf? ¿Sería hoy Mercedes la gran marca generalista alemana? Responder a todas esas preguntas es difícil, pero hoy vamos a explicarte una historia singular como pocas: la del Schulz 190E City.

190 E City
190 E City

¿Qué era?

A finales de los 80, y ante el éxito del Volkswagen Golf y el Alfa Romeo 33, en Mercedes alguien tuvo la idea de lanzar un compacto desarrollado a partir del Mercedes 190. Con todo, la idea se descartó rápidamente: en Mercedes temían que lanzar un coche así perjudicase la imagen de una marca que el público asociaba a las berlinas de lujo. De hecho, el Mercedes 190, una berlina pequeña a la que muchos denominaron Baby Benz, era ya una concesión para determinados ejecutivos de la marca de Stuttgart. En este contexto, el preparador Eberhard Schulz, propietario de Schulz Tunning, retomó la idea desechada por Mercedes y, por su cuenta y riesgo, desarrolló un coche denominado 190 E City o, también, 190 Compact. Era, en definitiva, un Mercedes 190 en versión hatchback. El coche, hasta su pilar C, era un Mercedes 190 E y, de ahí hasta atrás, un Mercedes Clase E Estate o W124. El resultado, pese a existir cierta desproporción, fue sugerente y equipaba un motor de 160 CV que posicionaba al nuevo coche muy por encima del Golf GTI 16 V, que sólo desarrollaba 139 CV.

Mercedes no se atrevió

La idea de Schulz era que Mercedes comprase su idea y desarrollara el prototipo para comercializarlo a gran escala. Viéndolo, es fácil intuir que hubiese sido todo un éxito, per en Stuttgrat faltó valentía y sobraron miedos y prejuicios. De hecho, ni siquiera dejaron que el pobre Eberhard completase su creación colocan encima del radiador el símbolo de Mercedes. Una oportunidad perdida, en suma: Mercedes pudo ser Volkswagen y se quedó siendo Mercedes, lo que no está mal.