Mercedes ha dado un giro estratégico relevante al confirmar la continuidad del Clase A más allá de lo inicialmente previsto. Tras haber anunciado su retirada como parte del plan de reducción de la gama compacta, la marca alemana ha rectificado y mantendrá el modelo en producción hasta, al menos, el año 2028. Esta decisión supone un cambio de rumbo que responde tanto a la demanda persistente del mercado como a la necesidad de no desatender un segmento clave dentro de su oferta.

La desaparición del Clase A estaba enmarcada dentro de un proceso de racionalización del catálogo, con la mirada puesta en una gama más exclusiva, centrada en berlinas, SUV y modelos eléctricos de nueva generación. Sin embargo, la vigencia comercial del compacto, especialmente en mercados europeos, ha motivado una revisión de esos planes. La marca ha optado por prolongar la vida del modelo, lo que permitirá seguir ofreciendo una puerta de entrada accesible al universo Mercedes, sin renunciar a sus valores de diseño, calidad y tecnología.

 

Esta prórroga no implica una renovación profunda del Clase A, pero sí asegura que su producción continuará en la planta de Rastatt durante varios años más. En este sentido, se espera que el modelo reciba pequeñas actualizaciones de equipamiento o ajustes mecánicos que le permitan mantenerse vigente frente a la competencia directa. Su posicionamiento como compacto premium, eficiente y con imagen de marca consolidada sigue siendo un argumento de peso para muchos compradores.

Un cambio de rumbo con efecto inmediato en la estrategia compacta

El nuevo planteamiento también tiene implicaciones en la convivencia entre el actual Clase A y los próximos modelos basados en la nueva arquitectura de tracción delantera de Mercedes. Entre ellos destaca el próximo CLA, que ocupará un espacio similar en tamaño, pero con una orientación claramente más tecnológica y electrificada. Sin embargo, su llegada no se traducirá en una sustitución inmediata, sino en una coexistencia que permitirá a la marca realizar una transición gradual sin dejar huérfano al cliente tradicional del segmento compacto.

Cabe destacar que esta decisión no solo responde a criterios de mercado, sino también a una lectura más matizada del momento de transformación que vive la industria. No es ningún secreto que el ritmo de electrificación, aunque sostenido, no es homogéneo en todos los países ni compatible con la eliminación súbita de modelos térmicos consolidados. Mantener el Clase A permite, por tanto, cubrir ese periodo intermedio sin perder cuota ni debilitar la gama.

La rectificación también envía un mensaje importante: Mercedes sigue apostando por la rentabilidad, pero sin ignorar la demanda real. La continuidad del Clase A hasta 2028 no solo alivia la presión sobre su gama de acceso, sino que preserva un producto que, pese a los cambios del mercado, sigue desempeñando un papel estratégico. El modelo, lejos de desaparecer, recupera protagonismo como solución racional en un catálogo que busca combinar exclusividad y alcance comercial.