Ford está trabajando en una nueva arquitectura para sus próximos vehículos eléctricos que promete cambiar la manera en que se diseñan y fabrican. Se trata de un chasis tipo “monopatín”, una estructura plana que integra en su base la batería, los motores eléctricos y gran parte de los sistemas electrónicos, sobre la que se pueden montar diferentes tipos de carrocerías. Este planteamiento modular abre la puerta a fabricar modelos muy distintos entre sí, desde SUV y turismos hasta furgonetas o pick-up, utilizando la misma plataforma como base.
La gran ventaja de este sistema radica en su flexibilidad y en la eficiencia que aporta al proceso de producción. Con el chasis monopatín, los elementos más costosos y complejos del vehículo se concentran en un único módulo común, lo que permite reducir tiempos de desarrollo y costes de fabricación. A partir de ahí, las carrocerías delantera y trasera se diseñan de forma independiente, facilitando la creación de diferentes modelos sin necesidad de rediseñar el conjunto mecánico.
Uno de los avances más relevantes asociados a esta plataforma es la drástica reducción del cableado. En los primeros modelos que usarán esta arquitectura, Ford ha logrado acortar el arnés eléctrico en más de un kilómetro respecto a diseños previos, lo que supone un ahorro de peso cercano a los diez kilogramos. Este recorte no solo mejora la eficiencia energética del vehículo, sino que también disminuye la complejidad en el montaje y reduce los posibles puntos de fallo, incrementando la fiabilidad general del sistema.
Ventajas para el producto y el usuario
Lo destacable en este caso es que el chasis tipo monopatín no solo es una solución industrial, sino que también aporta beneficios directos al conductor y a los pasajeros. La ubicación de la batería en una posición baja mejora el centro de gravedad, lo que repercute en una mayor estabilidad y un mejor comportamiento dinámico. Además, al no necesitar un túnel central para el cableado o la transmisión, el interior gana espacio útil, aumentando el confort y la capacidad de carga.
Por otro lado, esta arquitectura facilita la incorporación de tecnologías avanzadas, como sistemas de propulsión más potentes, configuraciones de tracción total mediante motores en ambos ejes o soluciones de carga bidireccional. También abre la posibilidad de actualizar el software de los diferentes modelos sin necesidad de modificar su hardware principal, optimizando el rendimiento y añadiendo nuevas funciones a lo largo de la vida útil del vehículo.
Un paso estratégico hacia el futuro eléctrico
El desarrollo de este chasis monopatín forma parte de una estrategia más amplia de Ford para acelerar su transición hacia la movilidad eléctrica. Al permitir una producción más ágil y adaptable, la marca puede responder con rapidez a cambios en la demanda y lanzar variantes específicas para diferentes mercados sin un gran incremento de costes.
En definitiva, esta nueva arquitectura combina ligereza, eficiencia y modularidad, ofreciendo ventajas tanto para la marca como para los usuarios. Si Ford logra implementarla con éxito, podría convertirse en una de las claves para reforzar su posición en el competitivo mercado de los vehículos eléctricos.