El presidente chino Xi Jinping ha visto reforzado su control absoluto de China esta madrugada después de que su parlamento, la Asamblea Nacional Popular, lo designara para un tercer mandato que se alargará cinco años más hasta el 2028. Este es un hito inédito entre sus predecesores, ya que la Constitución establecía un máximo de dos mandatos consecutivos, hasta que el presidente chino eliminó este límite en 2018, el año en que empezó su segundo periodo como líder del país. De esta manera, Jinping es secretario general del Partido Comunista chino y encargado de controlar la Comisión Militar Central, concentrando los tres brazos del poder en China: el Estado, el Partido y su Ejército.

El pasado mes de octubre, ya fue reelegido por un tercer mandato y presentó los nuevos miembros de su Comité Permanente de la Oficina Central, formado por un equipo de sus colaboradores más fieles. Ahora, en las últimas horas, la Asamblea Nacional Popular, con más de 3.000 diputados, ha confirmado el tercer mandato de Xi Jinping, de 69 años y que, a través de más cambios en la Constitución, ha construido un culto extremo a su personalidad.

Presidente de la China desde el 2013

Nacido en Pekín en junio de 1953, se unió al Partido Comunista chino con 22 años. Hijo de un viceprimer ministro de los años 60 y fundador de la guerrilla comunista que luchó contra el Kuomintang, el partido de la oposición. Con el tiempo, se fue ganando confianza de los anteriores líderes, basándose en su pragmatismo y ambición. Eso le permitió construir una red de fieles a su alrededor, que todavía mantiene. Empezó a escalar posiciones primero como gobernador de la provincia de Fujian y después como secretario del PCX en Fujian y Shanghái. Cuando se buscaba un sucesor al frente de la formación, pensaron en él, buscando un liderazgo fuerte: en el 2012 llegó a la presidencia del partido y un año después, en el 2013, a la del país.

El comienzo de este nuevo lustro como presidente estará marcado por la guerra en Ucrania, siendo China uno de los pocos países que ha evitado y denunciado las sanciones en Rusia, asegurando que su posición es una salida negociada al conflicto. También por la creciente rivalidad con Estados Unidos, marcada en las últimas semanas por la aparición de globo en el espacio aéreo norteamericano; o el conflicto con Taiwán. Además, el país también se tiene que recuperar todavía de las consecuencias que ha supuesto para el país su estrategia de la covid cero, con el malestar que eso ha provocado en la población.