China no pasa por el mejor momento. La población china está envejeciendo. El país asiático ha entrado en una "era de crecimiento demográfico negativo" después de que las cifras expusieran una caída histórica en número de personas por primera vez desde 1961. El país tenía 1.411.750 millones de habitantes en el 2022, en comparación con los 1.412.600 millones del año anterior, según datos de la Oficina Nacional de Estadística, una caída de 850.000. Este hecho ha marcado lo que podría ser el inicio de un periodo de disminución, a pesar de los importantes esfuerzos del gobierno por revertir la tendencia. Ya empieza a ser un problema para los líderes chinos; mientras intentan reformar el sistema de pensiones fragmentado y mal financiado del país, el gobierno provincial de Heilongjiang necesita transferencias en efectivo de las regiones más ricas para pagar pensiones de sus habitantes, tal como recoge una investigación de Reuters. Mientras la población china envejece, la presión sobre los presupuestos de pensiones se dispara.

La misma investigación constata que 11 de las 31 jurisdicciones a escala provincial de China tienen déficit de presupuestos de pensiones. Pero Heilongjiang está donde el problema es más importante. La Academia de Ciencias de la China, administrada por el Estado, prevé que el sistema de pensiones se quedará sin dinero para el 2035. "Si el sistema de pensiones no cambia, esto es insostenible", ha confesado Xiujian Peng, investigador principal del Centro de Estudios de Políticas de la Universidad de Victoria (Australia) a Reuters. Peng dijo que las provincias más ricas actualmente llenan el vacío, "pero no pueden hacer eso para siempre, así que este es un problema para todo el mundo".

El curioso caso de Heilongjiang

El auge de Heilongjiang fue durante la era de Mao, cuando los conglomerados industriales estatales explotaban sus ricos recursos de carbón, minerales y madera, se puede leer en el artículo. A medida que la economía se abría a la empresa privada después de la muerte de Mao en 1976, y a medida que estos recursos disminuían, el epicentro industrial de China se trasladó al sur, y, con él, el dinero y la gente.

Los datos que recoge el reportaje de Reuters son para ponerse las manos en la cabeza. El ingreso per cápita en Heilongjiang, ahora conocida como una de las tres provincias del "cinturón de óxido" de China, fue de 50.900 yuanes en 2022 (6.912 euros), por debajo de la cifra nacional de 85.700 yuanes (11.638 euros). Una cuarta parte de su población tenía 60 años o más, según datos oficiales publicados el año pasado, ante el 20% a escala nacional.

Ahora, la provincia tiene la tasa de natalidad más baja de China, con poco más de 100.000 nacimientos en el 2021 y 460.000 muertos. El ingreso por pensión per cápita es de 38.792 yuanes por año (5.270 euros), uno de los más bajos del país, y aproximadamente la mitad de los niveles de Beijing o Shanghái. Como en otras partes de China, las pensiones rurales pueden ser tan bajas como 100 yuanes al mes (13,60 euros).

¿Cómo funciona el sistema de pensiones chino?

Recuerda el reportaje que el sistema de pensiones en China se administra sobre todo a escala provincial, predominantemente sobre la base de reparto, un hecho que significa que las contribuciones del trabajo activo pagan las pensiones de los que se han jubilado. China creó un fondo especial en 2018 para trasladar los fondos de pensiones de las provincias más ricas, como Guangdong, a aquellas que sufren déficits, pero los economistas lo ven solo como una solución provisional.

Algunos expertos constatan que una de las soluciones implicaría crear un sistema de pensiones nacional unificado, que estuviera validado y soportado por el gobierno central y no por las administraciones locales. Pero eso, claro está, seguramente requeriría cambiar el sistema de registro de viviendas, según destaca el mismo reportaje.

Hay que remarcar que centenares de millones de trabajadores en China trabajan en lugares diferentes de sus ciudades de origen. No supondría un problema, pero, a efectos prácticos, solo pueden acceder a los servicios sociales en su lugar de origen, donde todo, desde la educación hasta la atención médica, es de menor calidad que en las grandes ciudades. Y precisamente por eso, no están muy a favor de pagar las cotizaciones sociales. Al mismo tiempo, es un pez que se muerde la cola, porque muchas empresas tampoco pagan cotizaciones para estos trabajadores, alegando contratos temporales.

En este sentido, varios investigadores consultados por Reuters constatan que un sistema de pensiones unificado contribuiría a formalizar estos trabajos y permitiría que el dinero circulara entre provincias. Habrá que ver, pues, como el gobierno de Xi Jinping hace frente al (nuevo) problema de China.

 

Imagen principal: dos mujeres toman el té en Fuzhou (China), en una casa tradicional del té / Efe