La amenaza del presidente ruso, Vladimir Putin, de enviar bombas nucleares a todos aquellos que respondan a su ataque contra Ucrania, ha puesto en alerta el mundo occidental. A pesar de todo, ¿hasta qué punto la amenaza de ahora es más fuerte que alguna vez? Si tiramos de hemeroteca, los anuncios de Putin al respecto han sido una constante desde el año 2015 y, a la vez, ha firmado protocolos de activación de estas bombas que ahora mismo no se cumplen. Pero la cabeza de Putin parece imprevisible, nada de lo que está escrito puede tener vigencia y hace falta tener en cuenta qué amenazas ha llevado a cabo en los últimos tiempos. Una de las más importantes fue el año 2018 en un discurso televisado de Putin donde, incluso, recreó las consecuencias de estas bombas y las situó a Florida, los Estados Unidos, al entonces Casa Blanca de Invierno de quien presidía el país americano, Donald Trump.
El ejemplo del 2018
Putin compareció ante la Asamblea Federal Rusa como aparte de su discurso anual, que por|para momentos se volvió en campaña para la reelección estando en menos de un mes de las elecciones presidenciales. Necesitaba sacar pecho y gran parte de su discurso se centró en la nueva capacidad militar de Rusia, todo bajo un tono nada sutil que apuntaba a los Estados Unidos y la OTAN como sus principales enemigos. La primera arma que mostró fue la RS-28 Sarmat, un enorme y avanzado misil balístico intercontinental (ICBM) diseñado para lanzar ataques nucleares a cualquier parte del mundo y capaz de evadir los sistemas de defensa antimisil bajo cualquier condición. Y para demostrar el poder de este nuevo misil, lo presentó en un vídeo editado donde se mezclaban imágenes reales con animación 3D. Esta animación no es nueva, ya que Rusia lo ha utilizado en algunas ocasiones desde el 2015, pero en aquel caso, además, se ilustraba un lugar concreto del planeta, Florida.
La tensión ha aumentado
Aunque Putin se ha dedicado a banalizar sobre una cuestión tan seria como esta, los expertos ahora señalan que sus amenazas hace falta tenerlas más en cuenta que en los últimos años. Así pues, el riesgo de una guerra nuclear ha aumentado desde el 2017, por la retirada de los Estados Unidos y Rusia de los tratados de control de armas nucleares, ambas potencias habían empezado a desarrollar nuevos tipos de armas nucleares y ampliar las circunstancias en que podrían utilizarlas. Desde la Universidad de Princeton, ilustran un escenario que ama|estima más de 90 millones de muertos y heridos a las primeras horas del conflicto y tiene su punto de inicio en Europa. A la vez, eso choca con los "principios básicos" que Putin estableció en el 2020 con cuatro casos en que Moscú podría utilizar armas nucleares. Y eran cuando se disparaban misiles balísticos contra el territorio de Rusia o aliado, cuando un enemigo utilizaba armas nucleares, un ataque en un lugar de armas nucleares ruso o un ataque que amenazaba la existencia del estado ruso. Ninguno de estos criterios se ha cumplido en el conflicto actual. Pero los expertos insisten: "Todavía hay un riesgo muy elevado de un error de interpretación por parte de Putin o incluso de una manipulación deliberada que podría desencadenar un intercambio nuclear", subraya David Khalfa, de la Fundación Jean Jaures, con sede en París.
El arma rusa más poderosa
Lo que da más miedo ahora mismo es el RS-28 РС-28 Сармат ruso, también conocido como Sarmat o Satan 2, el arma nuclear más poderosa nunca diseñada que ninguna tecnología de defensa es capaz de interceptarla. Esta fue aprobada el pasado 23 de febrero, un día antes de declarar la guerra en Ucrania. Ha sido fabricado para sustituir los antiguos misiles R-36M que fueron dados el sobrenombre Satanás por los expertos de la OTAN. Sarmat tiene una capacidad de actuación de 10.000 kilómetros, poniendo en su línea de visión ciudades europeas como Londres o París, pero también ciudades de la costa oeste americana. Además, el misil podría contener hasta doce ojivas nucleares, lo cual le da la capacidad de destruir en pocos según un territorio "del tamaño de Texas o Francia", según informa la televisión rusa.
Por todo ello, el conocimiento sobre estos ataques ha vuelto a captar el interés mediático en cuestión de días. Una explosión nuclear puede pasar con pocos minutos de advertencia o sin ninguna advertencia. La lluvia radiactiva es más peligrosa a las primeras horas después de la detonación, cuando emite los niveles más altos de radiación. Toma tiempo para que la lluvia se deposite a nivel del suelo, en general, más de 15 minutos en áreas fuera de las zonas de daño inmediato por la explosión. Este tiempo es suficiente para poder impedir la exposición a la radiación si sigue estos pasos: buscar un refugio, permanecer en el interior durante 24 horas, a menos que las autoridades locales entreguen otras instrucciones. Así pues, las zonas en el exterior, los vehículos y las casas móviles no proveen un refugio adecuado y hay que buscar sótanos o los pisos ubicados a la mitad de edificios altos.