Sexto día de guerra. Así como Stefan no pudo llegar a Kiev porque cuando empezó la invasión rusa en Ucrania se cerró el espacio aéreo, en Bohdan* solo pensaba en huir de la capital del país. Conversando con ElNacional.cat, explica que no "es una buena representación de los ucranianos". Su empresa lo ha ayudado a salir de Kiev y ahora está en un hotel cerca de Rumania con unos 200 trabajadores compañeros suyos. "Vivo con mi chica, en Kiev. La mañana empezó cuando mi padre me llamó el jueves. Él vive en el centro del país y escuchó algunos ruidos, como de explosiones. No me lo podía creer y abrí Twitter", comenta. "Cogimos cuatro cosas a toda prisa, lo más rápido que pudimos para irnos".

Entonces empezaba un camino duro, largo y complicado. Bohdan y su chica fueron a buscar la pareja de su mejor amigo, al otro lado de la ciudad. Su amigo había ido a Turquía por trabajo y explicaba que antes de marcharse le había dicho que, si pasaba algo, la ayudaran. "El objetivo era ir donde está mi familia, en el centro del país, pero ya para cruzar la ciudad, un trayecto que dura unos 45 minutos tardamos 12 horas", relata. "Condujimos muchas horas y en un momento dado, intentamos llenar el depósito. Suerte que lo hicimos. Dos horas de cola, pero fue una buena decisión porque más tarde fue imposible de conseguir". Después de muchas horas consiguieron llegar a casa de sus padres donde con su pareja pensaban qué podían hacer. "Primero pensamos en quedarnos allí y ver cómo evolucionaba la situación".

La idea era intentar cruzar la frontera, pero estaba cerrada. "Decidimos intentar cruzarla igualmente. Nunca he tenido un arma en las manos y no soy un guerrero". En este sentido, insiste en que intentaron con su pareja atravesar la frontera. "Soy informático, si hay internet puedo trabajar". Finalmente, no pudieron salir del país. "Cuando estábamos de camino, enviaron un mensaje diciendo que la frontera estaba cerrada para los hombres de 18 a 60 años. Y, por lo tanto, no podía salir". Bohdan explica que hace semanas había unos cursos para civiles para formarse, para aprender a utilizar un arma. "Muchos hombres se han apuntado a grupos de defensa, pero había bastante gente en la armada y para los grupos de defensa. Ya no necesitaban a más gente y tampoco ahora. Tengo muchos mensajes de amigos que se querían unir, había largas colas de gente".

Aislado cerca de la frontera

"Cuando íbamos hacia Rumania, hablé con unos compañeros de trabajo. La empresa reservó un hotel para los trabajadores y fuimos hacia allí. Cuando hay internet puedo trabajar". Bohdan se emociona durante la conversación. "No hablamos de todo eso con nadie, es que es muy duro".

"La mayoría de mis amigos se han marchado. Mi hermano estaba fuera de vacaciones, en Madrid, primero era para cuatro días. Ahora, ella está en Polonia y él estaba yendo hacia Lviv para añadirse a uno de los grupos de defensa", constata. "No sé cómo está, no he podido hablar con él, la mayoría de carreteras están destruidas. He intentado decirle que no era buena idea ir hacia allí, pero no sé qué hará, hay mucha desesperación".

"Estoy en comunicación con amigos de Kiev que cuando suenan las sirenas tienen que ir corriendo hacia los refugios o metro. Estamos muy informados, hay mucha coordinación a través de redes sociales". Vuelve a emocionarse. Las palabras se quedan cortas.

De momento, no sabe demasiado qué hará ni qué pasará. Tienen hotel hasta finales de semana. Después quizás vuelven –él y su pareja– hacia casa de sus padres. Hoy por hoy, ella no ha querido marcharse hacia Rumania, ha preferido quedarse. "Ahora tenemos el depósito lleno, al menos, podemos movernos", dice esperanzado.

 

*Bohdan ha querido dar su nombre real para el artículo, pero las regiones por las que ha pasado, está o tiene intención de ir, así como el trabajo que realiza han sido omitidas, por razones de seguridad​

 

Imagen principal: refugiados ucranianos en Polonia / Efe