Después de despedirlo de la Casa Blanca a raíz del escándalo del Signalgate, el presidente Donald Trump ha nombrado al ya exasesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, como embajador de Estados Unidos ante la ONU. Los medios norteamericanos han revelado este jueves las intenciones del magnate de echar a Waltz del ejecutivo, hecho que ha provocado su reacción pública mediante un mensaje en Truth Social en que ha asegurado que el despedido ocupará un cargo en las Naciones Unidas. "Mike Waltz ha trabajado mucho para poner los intereses de nuestra nación al frente. Sé que hará lo mismo en su nuevo cargo", ha escrito Trump en su red social, donde ha añadido que "mientras tanto, el secretario de Estado Marco Rubio será el asesor de Seguridad Nacional, a la vez que continuará con su fuerte liderazgo en el Departamento de Estado".

Pocas horas antes del mensaje del presidente norteamericano, la CNN había informado de que Waltz dejaría su cargo como asesor en los próximos días. Este movimiento supone la primera gran reestructuración de personal en la administración Trump desde que el magnate asumió el cargo el 20 de enero pasado. El lugar de trabajo de Waltz había estado en entredicho durante las últimas semanas desde el estallido del escándalo del SignalGate, que salió a la luz después de que el nuevo embajador en la ONU incluyera, aparentemente por error, al editor jefe de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, en una sala de chat de la aplicación Signal en que durante cuatro días varios miembros del gabinete chatearon sobre los preparativos de un ataque militar efectuado en Yemen el 15 de marzo.

En este chat, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, acabó revelando información confidencial, incluyendo objetivos, activos militares desplegados y, con dos horas de antelación, el cronograma de un ataque sobre rebeldes hutíes, cosa que pudo poner en peligro a militares norteamericanos. El mismo Waltz reconoció el error cuando el caso salió a la luz: "Asumo toda la responsabilidad. Yo creé el grupo. Es vergonzoso. Llegaremos al fondo del asunto", dijo a la cadena Fox News. Sus palabras, sin embargo, no calmaron las aguas en la Casa Blanca, ya que, según The Wall Street Journal, Trump y otros altos cargos ya estaban descontentos antes de esta polémica.

Waltz era visto dentro del gobierno como una voz demasiado moderada para el ala más radical. Sus posturas sobre Ucrania o Irán chocaban con otros funcionarios del ejecutivo que defendían vías más duras. De hecho, los medios norteamericanos habían revelado que el exasesor había sido apartado de negociaciones clave, como la de la búsqueda de un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, y aunque estaba previsto que el martes pasado acompañara a Trump a Michigan al acto para conmemorar los primeros 100 días de su segundo mandato, finalmente no fue.