De candidato oficioso a candidato seguro. Donald Trump ya hace días que se quedó solo en la carrera republicana hacia la Casa Blanca. Ahora, sin embargo, ya ha conseguido a los delegados necesarios para ser el candidato republicano y, aunque hasta julio no se celebrará la convención del partido donde será oficialmente escogido, Trump ya tiene los apoyos que necesita y nadie le podrá hacer sombra.

Así pues, Donald Trump opta a ser presidente de los Estados Unidos por el Partido Republicano, uno de los hitos históricos más sorprendentes en la historia política del país. El magnate neoyorquino ha conseguido su candidatura después de una campaña claramente marcada por sus incendiarios comentarios y su victoria sobre pesos pesados del partido.

Trump consiguió este jueves la cifra mágica de 1.237 delegados, umbral necesario para ser proclamado candidato y esquivar la posibilidad de una convención disputada en Cleveland en julio, como buscaba una parte del aparato del partido conservador. Es consecuencia de los 1.150 delegados comprometidos por su abrumador triunfo en las primarias, a quienes se añaden 88 de los no comprometidos.

Esta victoria ya se preveía desde hace meses, pero hace menos de un año era prácticamente imposible. Contra todo pronóstico, el ahora candidato a la presidencia anunciaba el 16 de junio de 2015 su intención de competir por el nombramiento republicano desde su Trump Tower en Nueva York ante el escepticismo de casi todos los analistas. Sus incendiarias propuestas, que en otras circunstancias habrían provocado su hundimiento inmediato, han servido paradójicamente de impulso para su inesperado triunfo.

Las primarias, sin embargo, todavía no se han acabado. Todavía quedan 303 delegados en juego el próximo 7 de junio en las primarias de California, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México y Dakota del Sur, por lo que se espera que amplíe todavía más su mayoría.

Su candidatura oficial era cuestión de días después de quedarse solo en las primarias después de la retirada a principios de mayo del senador por Tejas Ted Cruz y el gobernador de Ohio John Kasich, únicos rivales restantes de los más de quince aspirantes que iniciaron la competencia el año pasado.