Tras 20 días desde la reanudación de las hostilidades en la frontera entre Tailandia y Camboya, ambos países han anunciado este sábado un acuerdo de alto el fuego con efecto inmediato a lo largo de los 820 kilómetros de frontera que comparten. Los enfrentamientos militares se reactivaron el pasado 7 de diciembre y han dejado cerca de un centenar de muertos y 700.000 desplazados. "Las partes han acordado un cese inmediato al fuego a las 12:00 horas (hora local, 5:00 GMT), que incluye el fin de los ataques contra civiles, infraestructuras y objetivos militares en ambos lados de la línea divisoria", dice la declaración conjunta, difundida en principio por el gobierno camboyano. Por la parte tailandesa, el portavoz del ministerio de Defensa ha confirmado que 18 soldados camboyanos que fueron detenidos en el mes de junio —cuando cinco días de enfrentamientos dejaron medio centenar de muertos— "serán liberados cuando cese la hostilidad, de acuerdo con las normas y las prácticas internacionales", tal como establecía el primer alto el fuego firmado entre ambos estados en octubre.
Hasta el viernes, según los balances oficiales, al menos 43 civiles y 24 militares habían muerto en Tailandia, mientras se contabilizaban 31 civiles muertos en Camboya, que no informa de bajas en el sector castrense, a pesar de que numerosos informes hablan de decenas de soldados caídos. En el acuerdo, Bangkok y Phnom Penh citan "el espíritu" de Kuala Lumpur, en alusión al acuerdo de paz firmado en octubre en Malasia con la mediación del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuyo gobierno ha intercedido las últimas tres semanas por el cese de las hostilidades.
Acuerdan abordar la delimitación de la frontera
Los dos ejércitos se han comprometido a evitar provocaciones, como el desplazamiento de tropas a las zonas limítrofes que han sido el escenario de la histórica disputa territorial, así como a garantizar el retorno seguro de los desplazados. En este sentido, han pactado al menos abordar, a través de mecanismos bilaterales, la polémica demarcación de las zonas limítrofes, un asunto por el que Camboya ha acudido ante instancias internacionales y que ha molestado a Tailandia. Asimismo, los militares han acordado trabajar de manera conjunta para retirar minas antipersona, uno de los principales reclamos de Bangkok, que acusa a Phnom Penh de sembrar las zonas fronterizas de estos artefactos explosivos, que han causado heridas, algunas mortales, a varios soldados en los últimos dos meses.
Entre otros puntos, las dos naciones asiáticas se han comprometido a no incrementar el número de tropas en la divisoria, a no difundir información falsa o tendenciosa sobre el conflicto y a luchar de manera conjunta contra el tráfico de personas y las estafas digitales en la frontera. La declaración ha sido firmada por los generales Tea Seiha y Nattaphon Narkphanit, titulares de Defensa de Camboya y Tailandia, respectivamente, y establece el rol que desarrollarán emisarios de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) como observadores del alto el fuego.
Reacciones internacionales
La comunidad internacional no ha tardado en hacerse eco del acuerdo alcanzado entre ambos países. Mediante un comunicado, el departamento de Estado de los Estados Unidos ha "urgido" a los dos estados a "implementar completamente los términos del Acuerdo de Paz de Kuala Lumpur", que Bangkok califica simplemente de declaración conjunta. Por su parte, el ministerio de exteriores de China ha mostrado su apoyo al pacto y ha incidido en el hecho de que la negociación es la vía "realista y eficaz" para resolver disputas, al tiempo que ha anunciado que "ejercerá un papel constructivo en la consolidación del alto el fuego". La Unión Europea, así como el ministerio de Asuntos Exteriores español han dado la bienvenida al acuerdo y esperan que ambas partes "apliquen de buena fe" el acuerdo y avancen en "la resolución pacífica de sus controversias".
