Nicolas Sarkozy ha recibido un nuevo golpe judicial. El Tribunal Supremo francés ha confirmado su segunda condena firme, esta vez por irregularidades en su campaña presidencial de 2012. La decisión llega solo unas semanas después de que el expresidente, de 70 años, saliera de prisión a raíz del caso del financiamiento libio de su campaña de 2007, que lo llevó a cumplir tres semanas de prisión preventiva. Se trata de un nuevo episodio en la larga lista de procedimientos judiciales que lo persiguen desde que en 2012 abandonara el Elíseo, derrotado por François Hollande. Desde entonces, Sarkozy ha acumulado causas que van desde corrupción hasta tráfico de influencias, pasando por financiación ilegal e intentos de influir en testigos.
La condena confirmada ahora por el Supremo deriva de una trama de falsas facturas destinada a ocultar gastos de su campaña del 2012, que acabó duplicando los límites económicos que fija la ley francesa. La justicia estimó probada la maniobra y mantuvo la pena de un año de prisión, ya rebajada en apelación respecto a la sentencia inicial del 2021.
El puzle judicial de Sarkozy
Pero esta solo es una pieza más del puzle judicial. El caso que lo llevó a prisión en 2024 es el de la supuesta financiación del régimen libio de Muamar el Gadafi durante su campaña de 2007. Según la sentencia de primera instancia, Sarkozy participó en una asociación de malhechores para obtener fondos ilícitos, motivo por el cual recibió una condena de cinco años de prisión, tres de ellos firmes. A pesar de la gravedad de los cargos, fue absuelto de malversación, receptación y corrupción pasiva por falta de pruebas sólidas.
Otro episodio judicial que ya no tiene marcha atrás es la condena por corrupción y tráfico de influencias relacionada con unas escuchas telefónicas. En diciembre de 2024, el Supremo confirmó la sentencia de un año de prisión porque Sarkozy intentó obtener información privilegiada de un magistrado a cambio de ayudarle a conseguir un cargo en Mónaco. El expresidente llevó un brazalete electrónico entre febrero y mayo de 2024 hasta que le fue retirado al cumplir los 70 años.
La lista de casos pendientes continúa. En 2023 fue imputado por un intento de influir en el testimonio de Ziad Takieddine, clave en el caso de la financiación libia. La muerte del testigo en septiembre de 2024 podría alterar el desarrollo del procedimiento, en el que también está imputada Carla Bruni, esposa de Sarkozy.
Además, su nombre aparece en la denuncia por presunta corrupción en la atribución del Mundial de Fútbol de 2022 a Qatar, así como en la investigación sobre la operación Lagardère-Qatar en 2018, donde se le vincula a un cambio sospechoso de voto en el consejo de vigilancia del grupo. En 2020 se abrió otra causa por un pago de 500.000 euros del grupo ruso Reso-Garantia que, según la justicia, podría estar relacionado con tráfico de influencias, aunque el expresidente afirma que se trataba de un contrato de asesoramiento
No todos los casos han acabado en condena. Sarkozy fue absuelto en el caso Karachi y también en el caso Bettencourt, y la inmunidad presidencial lo protegió en otros procedimientos, como el del caso Tapie y la atribución de sondeos sin concurso. Con dos condenas firmes, diversas causas aún abiertas y un desgaste político evidente, el futuro judicial de Sarkozy continúa marcado por la incertidumbre y el peso de un historial que no deja de crecer.