Los sudaneses y los extranjeros han salido de la capital, Jartum, y otras zonas de batalla, cuando los combates del martes han sacudido una nueva tregua de tres días negociada por los Estados Unidos y Arabia Saudí. Las agencias de ayuda humanitaria ya han alertado cada vez más sobre la preocupación por la situación humanitaria en un país que depende de la ayuda externa.

Sudán: ¿qué está pasando y por qué ahora?
 

Los que tienen que negociar para poner fin a la crisis en la tercera nación mayor de África han sido ignorados. Para muchos sudaneses, la partida de diplomáticos, trabajadores humanitarios y otros extranjeros y el cierre de embajadas son señales preocupantes de que las potencias internacionales esperan que el caos empeore.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido que la lucha por el poder entre los generales rivales y sus fuerzas militares no solo está poniendo en peligro el futuro de Sudán, sino que "está encendiendo una mecha que podría detonar a través de las fronteras, causando un sufrimiento inmenso durante años y retrasando el desarrollo en décadas".

El jefe de la ONU ha instado al ejército sudanés, comandado por el general Abdel Fattah Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido rivales, un grupo paramilitar dirigido por el general Mohamed Hamdan Dagalo, a "silenciar las alarmas de inmediato". "El conflicto no se resolverá ni tiene que resolverse en el campo de batalla", ha dicho Guterres en una reunión de emergencia del consejo de seguridad de la ONU el martes por la noche.

Omar al-Bashir, desaparecido

Un ataque a la prisión que retiene al depuesto presidente Omar al-Bashir ha generado dudas sobre dónde está, ya que una de las partes en conflicto ha dicho que está retenido en un lugar seguro y la otra parte dice que ha sido liberado. Bashir, que ha gobernado Sudán durante tres décadas, fue derrocado durante un levantamiento popular en 2019. La Corte Penal Internacional (CPI) lo busca por genocidio y otros delitos cometidos durante el conflicto en la región occidental de Darfur, en el Sudán, a la década de los 2000.

El ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido paramilitares, que juntos habrían sacado Bashir del poder durante las protestas masivas, están ahora luchando entre sí en toda la capital. Los combates han llegado a la prisión durante el fin de semana, con informes contradictorios sobre lo que realmente habría pasado.

Funcionarios militares habrían dicho a Associated Press que Bashir, así como Abdel-Rahim Muhammad Hussein y Ahmed Haroun, los que ocuparon altos cargos de seguridad durante la crisis de Darfur, habían sido trasladados a un centro médico administrado por militares en Jartum, bajo estrictas medidas de seguridad.

Posteriormente, el ejército ha acusado a las RSF de vestir uniformes militares y atacar la prisión, diciendo que habían liberado reclusos y saquearon las instalaciones. Las RSF, dirigidas por Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti, han negado las acusaciones y han afirmado que los militares "evacuaron por la fuerza las instalaciones como aparte de un plan para restaurar Bashir al poder.

 

Imagen principal: soldados alemanes evacuados de Jartum / Efe