El caso de la periodista ucraniana Victoria Roshchyna, desaparecida en agosto de 2023 mientras cubría la realidad a las zonas ocupadas por Rusia, ha vuelto a conmocionar a Ucrania después de que las autoridades del Kremlin hayan devuelto su cuerpo como parte de un intercambio de cadáveres en condiciones que apuntan a una muerte bajo tortura. Según una investigación publicada por la cadena norteamericana CNN, el cuerpo de la reportera, de solo 27 años, presenta lesiones graves, una fractura en las costillas, posibles quemaduras por descargas eléctricas y la falta de órganos como el cerebro, los ojos y parte de la tráquea.

El departamento de crímenes de guerra de la Fiscalía General de Ucrania ha confirmado que la autopsia reveló "numerosos signos de tortura y maltrato... incluyendo abrasiones y hemorragias en varias partes del cuerpo, una costilla rota y posibles rastros de descarga eléctrica". Según el fiscal Yuriy Belousov, estas lesiones se produjeron cuando Roshchyna todavía estaba viva. Aunque el estado del cadáver impide determinar con exactitud la causa de la muerte, Ucrania ya trabaja con expertos forenses internacionales para avanzar en la investigación.

Los restos de la periodista fueron devueltos en febrero en el marco de un intercambio de cuerpos entre Kyiv y Moscú. Sin embargo, el cuerpo llegó etiquetado como el de "un hombre no identificado", hecho que ha levantado sospechas sobre la voluntad de Rusia de esconder su paradero. Según Ukrainska Pravda, medio en el que colaboraba Roshchyna, los órganos extraídos podrían haber sido retirados para ocultar las pruebas de tortura.

Roshchyna había entrado en territorio ucraniano ocupado por Rusia para informar sobre las condiciones de vida de los ciudadanos bajo el control del Kremlin. Su desaparición fue denunciada por su padre, pero no fue hasta nueve meses después de que Rusia reconoció que la tenía detenida. Según el Centro de Coordinación Ucraniano para el Tratamiento de Prisioneros de Guerra, la reportera murió en septiembre del 2024 mientras era trasladada desde el centro de detención de Taganrog, cerca de la frontera ucraniana, hasta Moscú, donde presuntamente tenía que ser liberada en un intercambio de prisioneros.

El centro de detención de Taganrog ha sido reiteradamente denunciado por su brutalidad. Según testimonios recogidos por la CNN, los detenidos sufren abusos físicos y psicológicos, malnutrición y falta de atención médica. Periodistas de Ukrainska Pravda, con el apoyo de más de una docena de medios internacionales, han reconstruido los últimos meses de la vida de Roshchyna a partir de testimonios de presos, funcionarios y defensores de los derechos humanos.

Evgeniya Motorevskaya, exeditora de Hromadske, medio donde Roshchyna también había colaborado, expresó su indignación en un comunicado: "Para ella, no había nada más importante que el periodismo. Vika siempre estaba donde tenían lugar los acontecimientos más importantes para el país. Y lo habría seguido haciendo durante muchos años, pero los rusos la mataron".