El presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó ayer lunes una tregua humanitaria para evitar más víctimas civiles. Fue Serguéi Shoigú, el ministro de Defensa ruso, quien anuncio la pausa. Rusia ha aceptado la tregua tras la aprobación de la resolución 2401 por parte del Consejo de seguridad de la ONU este último fin de semana. La pausa humanitaria se llevará a cabo cada día durante cinco horas (de 9.00 am a 14.00 pm).

Rusia no se limitó a anunciar una tregua, sino que "abrirá un corredor humanitario para la salida de civiles" y la evacuación de heridos y enfermos de Guta Oriental. El Centro de Reconciliación Ruso con sede en la base rusa de Jmeimim en Siria precisó que las pausas humanitarias se producirán en las localidades de Duma y Arbil. "Durante ese tiempo las fuerzas gubernamentales sirias cesarán sus ataques contra los terroristas", dijo el general ruso Yuri Yevtushenko, que  ha pedido a los "terroristas" para que retiren las minas de las vías de acceso a los corredores humanitarios para que la población pueda abandonar Guta Oriental.

Yevtushenko denunció que los terroristas retienen a cientos de civiles, incluidos mujeres y niños, a los que impiden abandonar el enclave, además de que siguen lanzando ataques de mortero contra Damasco, donde en la última semana habrían muerto cuatro personas y medio centenar habrían resultado heridas.

La resolución de la ONU, que Rusia aceptó no vetar sólo después de ciertos cambios, demanda "que todas las partes cesen las hostilidades sin retraso" y que se comprometan a mantener una "pausa humanitaria de al menos 30 días consecutivos en toda Siria". Su principal objetivo es permitir la entrada segura de los suministros de ayuda humanitaria con destino a la población necesitada. "Es hora de parar este infierno sobre la Tierra", había afirmado sólo unas horas antes en Ginebra el secretario general de la ONU, António Guterres.

El Kremlin se comprometió a cumplir la 2401 con la condición de que no incluya a los "terroristas" y no suponga un obstáculo para las acciones militares de Damasco contra los yihadistas. Rusia insiste en que hay que proteger a la población civil, pero la prioridad para la comunidad internacional debe ser acabar de una vez con todas con la amenaza terrorista. Lavrov, Ministro de Exteriores ruso, desveló la pasada semana que militares rusos "plantearon a los terroristas abandonar Guta Oriental por las buenas", pero éstos se negaron.

Al respecto, Guterres, secretario general de las Naciones Unidas recordó ayer que las partes en conflicto y los países con influencia política y militar tienen "absoluta obligación de proteger a los civiles" y que "los esfuerzos por luchar contra el terrorismo no reemplazan estas obligaciones".

Putin viajó en diciembre a Siria para clamar victoria sobre el terrorismo yihadista tras la toma de Alepo, aunque desde principios de año se han intensificado de nuevo los combates en el país árabe, lo que ha agravado la situación humanitaria en la zona.

Aunque los combates no son tan intensos como a principios de la pasada semana, la ONU denunció que los bombardeos continuaban. Al menos 17 personas murieron ayer mismo en los nuevos ataques. Las muertes desde el pasado 18 de febrero suman medio millar.

Dmitri Peskov, portavoz de la ciudad rusa Kremlin,  rechazó desde un primer momento las acusaciones de que estaba detrás de la matanza de civiles y culpó de la situación en Guta Oriental a "aquellos que apoyan a los terroristas que siguen allí presentes". Y afirmó que ni Siria, ni Rusia, ni tampoco Irán se enconcuentran en esa categoria.