Colas para comprar azúcar en Rusia. Muchos ya hablan de que estas colas se parecen demasiado a las que se produjeron en la era soviética. La invasión rusa en Ucrania y las sanciones con las cuales ha contestado Occidente por la agresión del Kremlin han disparado las alarmas y algunos ya visualizan la escasez de productos o colas interminables para conseguir productos que se veían en la URSS. Sacos de azúcar y de trigo empezaron a desaparecer cuando hacía solo una semana que había empezado la invasión en Rusia.

"La gente está compartiendo consejos sobre dónde obtener azúcar. Es una locura", explicaba Viktor Nazarov al The Guardian. Su abuela le había pedido ir al mercado y comprar reservas. "Es triste y divertido. Parece que hace un mes todo estaba bien y ahora volvemos a los 90, comprando productos porque tenemos miedo de que se acaben". Después de una hora y media de cola, solo pudo comprar cinco kilos de azúcar.

Pero las redes sociales van llenas de vídeos con gente intentando comprar azúcar y peleándose para conseguir algunos paquetes. Largas esperas para poder comprar productos básicos, pero es que ni siquiera llegan a las estanterías. Los funcionarios se han limitado a decir que la escasez forma parte de una crisis artificial. "Lo que está pasando con el azúcar tiene como objetivo crear un clima de pánico a la sociedad", constataban desde el gobierno de la región rusa de Omsk.

¿Rusia podría volver a la URSS?

A pesar de todos los comentarios y la guerra de la información que pueda entrar en suspensión, esta escasez es una primera muestra de lo que será un año difícil en Rusia, marcado por las posibles dificultades económicas, alta inflación y aislamiento sin precedentes. "Creo que estamos volviendo a la URSS", explicaba al mismo diario Elina Ribakova, economista y jefe del Instituto de Finanzas Internacionales. Sin ir más lejos, cree que el gobierno todavía se cerrará más. "No lo veo como una cosa temporal para después volver a una democracia liberal y el reintegro en el mundo, a no ser que haya un cambio de gobierno".

La cosa podría ir a más. A medida que ha ido avanzando la guerra a Ucrania, las tiendas de las grandes ciudades han informado de la escasez de productos esenciales, como los tampones, tal como señala el mismo diario. Pero también detergentes, ropa o pasta de dientes, que se han disparado de precio a medida que el valor del rublo va cayendo. El precio de los productos básicos también ha subido, sin embargo, el gobierno ha culpado las compras de pánico y a los especuladores, diciendo que tiene una oferta suficiente para satisfacer la demanda.

Además de los alimentos, también faltan algunos medicamentos. El más preocupante es la insulina, que ha desaparecido de las farmacias. Algunas encuestas, según recoge el portal Svoboda, constatan que los médicos rusos se enfrentan a una escasez de más de 80 medicamentos en las farmacias. Las autoridades rusas insisten en que no es así y han culpado a los compradores tomados por el pánico. Y, por otra parte, han asegurado que las compañías occidentales no limitarán los envíos de medicamentos esenciales a Rusia.

Sin embargo, a medida que la economía Rusia se contrae, se espera que la inflación se dispare hasta un 20%, según constata el mismo diario. Y eso, quiere decir, según constata Ribakova "pobreza, pobreza y pobreza". "La gente estaba ocupada solo al sobrevivir. Conseguir medicamentos básicos, alimentos, sobrevivir con pensiones mínimas... la gente está llegando muy delgada a esta crisis. No tienen ahorros. Antes, casi no sobrevivían, ahora se pasan el día haciendo cola".

Por otra parte, muchos rusos también se han visto afectados por el cierre de empresas extranjeras como Ikea, McDonalds o grandes marcas de ropa. Pero incluso las fábricas locales podrían haber detenido de manera provisional su producción, según destaca el The Guardian. Quizás todavía es temprano para prever qué podría pasar, lo que está claro, sin embargo, es que la invasión rusa en Ucrania podría haber desencadenado una Rusia más cerrada con la posibilidad de convertirse en un estado paria.

 

Imagen principal: La gente pasa por delante de carteles que representan la bandera rusa y la letra Z con un hashtag que dice "Estamos juntos" en Kronstadt, en las afueras de San Petersburgo / Efe