Son muchos los hombres rusos que se han convertido en soldados y han participado en la guerra de Ucrania desde que Vladímir Putin invadió este país a finales de febrero. Muchos intentaron escapar, especialmente después de que el líder del Kremlin anunciara una movilización parcial de la población, pero también muchos tuvieron que quedar al país y fueron llamados en filas, con todas sus consecuencias. Antes, durante aquellos días de tensión, los laboratorios para congelar esperma trabajaban de lo lindo por un aumento de hombres que quería guardarlo en caso de que fueran mutilados o murieran durante la guerra. Ahora, que han pasado más de 10 meses desde que empezó la guerra, el gobierno ruso a través del ministerio de Sanidad ha aceptado ofrecer este servicio de manera gratuita a aquellos soldados que participen en el combate. Todo esto surge de una petición de Igor Trunov, presidente de la Unión Rusa de Abogados, que había hecho esta petición al ministerio de Sanidad y ha sido aceptada.

Ahora, en un comunicado oficial, este organismo ha dejado claro que "asume la posibilidad de dar apoyo financiero a través del presupuesto federal para la conservación y almacenando gratuito de células germinativas para los ciudadanos movilizados en la Operación Militar Especial". Tras este mensaje lleno de eufemismos, lo que se quiere decir es que el ministerio asume el coste de congelar el esperma para los soldados que participan de la guerra de Ucrania, que el mismo gobierno ruso establece que se alargará entre "2022 y 2024". Eso significa que, como mínimo, todavía queda un año o dos más de guerra, según las previsiones rusas. Este "premio" no solo es para los soldados, sino también para sus familias en general, que también podrán congelar sus células reproductoras (los óvulos de las mujeres de los soldados) gratis, siempre que su seguro médico se lo permita.

Proceso más ágil para los soldados

Esta medida del gobierno ruso se espera que sea bien recibida por su población, que la podría percibir como un incentivo para ir a la guerra. Antes de que se planteara ni siquiera la gratuidad, los laboratorios ya notaron una explosión significativa de los casos de hombres que querían congelar su esperma por las posibles consecuencias que tuviera la guerra sobre su salud. Aparte de duplicarse la cifra de solicitantes, estos pedían que los atendieran de emergencia, ya que en cualquier momento podrían tener que abandonar sus ciudades. Por eso, se elaboró un nuevo protocolo para los rusos que podían ser movilizados, en el que se agilizaba todo el proceso.