El papa Francisco se ha reunido hoy en Rangún, durante su visita a Birmania, con los obispos del país y agradeció a la comunidad católica local su compromiso con los más pobres y los desplazados que existen en el país.

El pontífice argentino había comenzado su tercera jornada de viaje en Birmania celebrando una misa ante 150.000 católicos, según las autoridades birmanas, llegados a Rangún desde todos los rincones del país y también de los cercanos Tailandia y Filipinas. Después en la reunión en el arzobispado de Rangún, el papa ha propuesto a los obispos tres palabras para que la Iglesia en Birmania se inspirase.

La primera fue "la sanación", que "aquí en Myanmar, este mensaje tiene un eco particular, puesto que el país está trabajando para superar divisiones profundamente enraizadas y para construir la unidad nacional", ha observado, al mismo tiempo que ha añadido que "la comunidad católica en Myanmar puede estar orgullosa de su testimonio profético de amor a Dios y al prójimo, que se expresa en el compromiso con los pobres, con los que están privados de derechos y sobre todo, en este tiempo, con tantos desplazados que, por así decirlo, yacen heridos a los bordes del camino".

Puentes de diálogo

Francisco no ha pronunciado la palabra rohinyá, como le aconsejaron desde la Iglesia local, pero al hablar de desplazados incluyó así a las varias etnias que sufren discriminaciones en el país y también a esta minoría musulmana perseguida brutalmente por las autoridades birmanas.

Os pido, ha agregado el pontífice, "que trasmitáis mi agradecimiento a todos los que, como el Buen Samaritano, trabajan con generosidad para llevar el bálsamo de la curación a quienes lo necesitan, sin tener en cuenta la religión ni la etnia".

A la Iglesia local también la pidió esfuerzos continuos "en la construcción de puentes de diálogo y en la unión con los seguidores de otras religiones, a fin de tejer una red de relaciones pacíficas, produzcan frutos abundantes para la reconciliación de la vida del País".

Acompañamiento

La segunda palabra que ha propuesto el papa fue "acompañamiento" e invitó a los obispos a salir a "realizar visitas pastorales regulares a las parroquias y las comunidades que forman vuestras Iglesias locales" y a inculcar la capacidad de ser misioneros. También ha podido "un esfuerzo especial para acompañar a los jóvenes" y enseñarles "sanos principios morales, que los guíen para afrontar los desafíos de un mundo que cambia rápidamente".

La tercera palabra que propuso el papa fue "profecía" e indicó que "la Iglesia de Myanmar testimonia cotidianamente el Evangelio gracias a sus obras educativas y caritativas, su defensa de los derechos humanos, su respaldo a los principios democráticos".

"Poned a la comunidad católica en condiciones de seguir teniendo un papel constructivo en la vida de la sociedad, haciendo escuchar vuestra voz en cuestiones de interés nacional, insistiendo particularmente en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables", ha abogado.