WhatsApp tiene los días contados en Rusia. La popular plataforma de mensajería, propiedad de la multinacional estadounidense Meta, será sustituida a partir del 1 de septiembre por una nueva aplicación controlada por el gobierno ruso. Conocida como MAX, se instalará automáticamente en todos los dispositivos de los usuarios, mientras que WhatsApp dejará de estar disponible en el país en virtud de una nueva ley que permite en el Kremlin vetar cualquier aplicación "procedente de países hostiles". Esta medida se enmarca en la cruzada de Vladímir Putin para tener bajo control el espacio digital, "estrangulando" —en palabras del mismo mandatario— las grandes plataformas occidentales. El presidente ha impulsado un proyecto de ley que permite la designación de cualquier organización como "extremista" sin ninguna orden judicial, etiqueta que ya ha puesto sobre plataformas como Facebook, Instagram, Threads y, ahora, WhatsApp. La también popular Telegram, creada por Pável Dúrov —considerado por muchos como "el Mark Zuckerberg ruso"— es de las pocas grandes plataformas digitales que todavía resiste a la censura de las autoridades rusas.
En sustitución al servicio que WhatsApp ofrece actualmente a 100 millones de usuarios rusos, el Kremlin ha articulado su propia aplicación de mensajería. MAX, creada por el gigante tecnológico ruso VK, es concebida como una plataforma para intercambiar mensajes y archivos, aunque se espera que integre progresivamente otros servicios como un sistema de pago o un canal para ponerse en contacto con las autoridades gubernamentales. A largo plazo, MAX podría emular el arquetipo de WeChat, la aplicación controlada por el gobierno chino que se ha convertido en esencial para la vida de sus ciudadanos —la utilizan para pagar facturas, ingresar el alquiler o incluso pedir un taxi. A partir del 1 de septiembre todos los teléfonos inteligentes y tabletas comprados en Rusia instalarán automáticamente la aplicación, que, a diferencia de WhatsApp, solo estará disponible para los usuarios con un número de teléfono ruso o bielorruso.
Un "gulag digital" para controlar a los ciudadanos
Además, Max no parece contemplar el cifrado de extremo a extremo con que WhatsApp garantiza la privacidad de las conversaciones: el Kremlin tendrá acceso a todos los mensajes y datos compartidos a la aplicación. Hecho que no resulta extraño dado que, en realidad, el verdadero propietario de VK es Gazprom, la poderosa gasística —además de la empresa mayor del país— que controla el Estado ruso. Varios expertos en ciberseguridad han advertido de la violación que supondrá para la privacidad de los usuarios la imposición forzosa de esta aplicación: el opositor político Andreï Okun habla de "gulag digital" donde las autoridades tendrán un control total sobre el ocio, las motivaciones y los pensamientos de los ciudadanos. De momento, MAX todavía se encuentra en una etapa inicial de desarrollo, aunque su popularidad no para de crecer en el país. Un gran número de blogueros e influenciadores rusos se han esforzado en promover la plataforma, destacando su rápida y fluida conexión en Internet y su estética que recuerda en las ya conocidas plataformas estadounidenses.

La lucha del Kremlin contra el material "extremista"
De la misma manera que Instagram y Facebook fueron prohibidas en Rusia por las autoridades, WhatsApp afronta un destino similar. Varios diputados de la Duma —la cámara baja del parlamento ruso— ya han avisado a los dirigentes de Meta que se preparen para abandonar el mercado ruso, dado que el país ha articulado su propia alternativa que ofrece los mismos servicios. La poderosa tecnológica estadounidense ya había afrontado varias sanciones para no cumplir con la normativa rusa, que exigía almacenar los datos de los usuarios en servidores dentro del país. Desde el inicio de la invasión a gran escala de Ucrania en el 2022, el Kremlin ha librado una intensa batalla no solo en el terreno militar, sino también en el digital. Se estima que ha bloqueado el acceso además de 400.000 sitios web y ha llevado a cabo centenares de cortes de internet móvil. Recientemente, las autoridades rusas anunciaron multas a los ciudadanos que busquen de manera deliberada material "manifiestamente extremista", lo que incluye, entre otros contenidos, todo aquello relacionado con el "Movimiento LGBT Internacional", las organizaciones de pueblos indígenas, los opositores y miembros de la disidencia o la plataforma Fundación Anticorrupción. Muchos ciudadanos rusos ya tratan de eliminar su historial de búsqueda diariamente o empiezan a valorar el uso de herramientas VPN, en un intento desesperado de esquivar el control orwelliano del régimen.