Mario Draghi ha dimitido como primer ministro de Italia por la enésima crisis de gobierno, abierta a raíz de la falta de apoyo del Movimiento 5 Estrellas (M5E). Es decir, este jueves los "grillini" han abandonado a Draghi en una moción de confianza en el Senado y el primer ministro se ha visto obligado a comunicar su dimisión en los componentes de su ejecutivo en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. De esta manera se acaba la etapa de Draghi al frente del gobierno italiano después de casi un año y medio, ya que preside como tecnócrata la coalición de unidad nacional desde febrero del 2021. La decisión también se ha remitido al presidente de la República, Sergio Mattarella, que ha rechazado la dimisión y ha encargado que Draghi se presente en el Parlamento para verificar si tiene una mayoría para gobernar.

La cosa es que Draghi ya había adelantado que no presidiría un gobierno sin el M5E, a pesar de contar con mayoría parlamentaria. De hecho, el resto de sus socios también le han pedido que acuda al Parlamento para verificar los apoyos y seguir al frente del ejecutivo. Pero esto no ha pasado y el primer ministro ha dimitido. "Quiero anunciaros que esta tarde presentaré mi dimisión ante el presidente de la República. La votación de hoy en el Parlamento es un hecho muy significativo desde el punto de vista político", ha señalado ante el Consejo de Ministros. Y ha añadido: "La mayoría de unidad nacional que ha sostenido este gobierno desde su creación ya no existe y ha acabado el pacto de confianza que basaba la acción de gobierno".

La crisis de gobierno entre Draghi y el M5E

El predecesor de Draghi en el cargo de primer ministro de Italia es Giuseppe Conte, actual líder del M5E. Ambos políticos han vivido este jueves una diferencia insalvable: un decreto con ayudas contra la inflación que los "grillini" han tildado de insuficiente y que han criticado para incluir medidas como la financiación de una incineradora de basura en Roma. Pero antes ya habían mantenido importantes disputas, protagonizadas por la desconfianza del M5E en el hecho de enviar armas para la resistencia de Ucrania. "En estos días por mi parte ha habido el máximo compromiso para seguir un camino común, incluso tratando de entender las exigencias que las fuerzas políticas me han avanzado. Como evidencia el debate y la votación de hoy en el parlamento, este esfuerzo ha sido insuficiente", ha lamentado.

La etapa de Draghi al frente del gobierno italiano empezó en febrero del 2021, después de la dimisión del mencionado Conte y con el fin de hacer frente como tecnócrata a las consecuencias de la pandemia de la covid-19. Lo hizo con una coalición donde estaban todos los partidos, a excepción del partido de ultraderecha Hermanos de Italia (liderado por Giorgia Meloni). Ahora, Draghi ha explicado que en su discurso de investidura dijo que "este gobierno tenía que seguir solo si tenía clara la perspectiva de poner en marcha el programa de gobierno que todas las fuerzas políticas habían votado". "Esta unidad ha sido fundamental para afrontar los retos de estos meses. Estas condiciones ya no existen", ha concluido ante sus ministros. De hecho, se ha mostrado "orgulloso" de estos ministros por los objetivos alcanzados en "un momento tan difícil".

La dimisión puede acabar en elecciones anticipadas

Después de la dimisión del primer ministro llega el turno del presidente de la República. Mattarella es el encargado de decidir los pasos a seguir, que no son nada claros. Puede encargar a otra persona gobernar o puede convocar elecciones anticipadas, como muchos partidos políticos reclaman. En este contexto, la más favorecida por un adelanto electoral es la mencionada Meloni: como es la única oposición a Draghi, su partido de ultraderecha es el que más ha crecido en las encuestas. Unas encuestas que ya sitúan a los ultraderechistas Hermanos de Italia como primera fuerza del país. Sea como sea, el presidente se ha limitado a rechazar la dimisión y encargarle que se presente ante el Parlamento para verificar si cuenta con una mayoría para gobernar.

Más allá de su papel al frente del gobierno italiano, Draghi es recordado por haber sido del 2011 al 2019 presidente del Banco Central Europeo (BCE) durante la crisis económica de la zona euro. De hecho, es famoso por su frase "Whatever it takes" ("Lo que sea necesario"). Una frase que pronunció para definir lo que iba a hacer para proteger el euro ante la crisis financiera global del 2007. Su mandante se centró en mantener unos tipos de interés muy bajos durante una serie de años, así como en comprar masivamente deuda a los Estados. Para estimular la economía llevó a cabo una masiva inyección de liquidez, a la vez que impulsó el rescate de entidades bancarias y supervisó el rescate de Grecia. También supervisó las ayudas a otros estados miembros de la Unión Europea a fin de que una posible quiebra no pusiera en peligro la existencia del euro. A pesar de todo, su política monetaria fue criticada por Alemania y otros países porque supuestamente perjudicaba los miembros financieramente solventes de la zona euro. Finalmente, fue sucedido por Christine Lagarde a finales del 2019. Poco después asumió el reto de presidir al ejecutivo de Italia, una aventura que ha acabado este jueves.