En plena gira diplomática por Europa, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, ha lanzado un mensaje que puede marcar un punto de inflexión en el futuro político de Palestina: el desarme de Hamás “no es un deseo extranjero, sino una necesidad palestina”. En una entrevista al diario italiano La Stampa, Abás defendía que la paz y la reconstrucción de Gaza solo serán posibles si todas las facciones palestinas “entregan las armas al Estado” y permiten la creación de una “autoridad, una ley y una policía unificadas”. Un mensaje que, más allá de la política interna palestina, apunta también al papel de Israel y al escenario internacional después de la guerra.

“Israel elige el extremismo antes que la coexistencia”

El dirigente palestino acusó al gobierno israelí de “preferir el extremismo a la coexistencia”, y advirtió que el país se encuentra “en una encrucijada”: por un lado, ciudadanos que reclaman paz y fin de la ocupación; por otro, “un gobierno radical y colonos que empujan a Israel hacia el racismo y el apartheid”. Abás, que ha viajado a Italia para reunirse con autoridades europeas y buscar apoyos diplomáticos, insistió en que la ANP no ha renunciado al diálogo. “Nosotros no hemos abandonado la paz, pero el gobierno israelí actual sí”, decía con contundencia.

El presidente palestino también expresó su apoyo al plan de Estados Unidos –impulsado por la administración de Donald Trump– para establecer una fuerza internacional bajo mandato de la ONU que garantice la seguridad durante el período de transición en Gaza. Pero remarcó una condición clave: “Cualquier intervención internacional debe respetar la soberanía palestina y la unidad con Cisjordania.”

Desarme, elecciones y reconstrucción

En un momento en que Gaza intenta sobrevivir a una devastación sin precedentes, Abás ponía énfasis en la necesidad de unificar instituciones y reconstruir la confianza ciudadana. Según él, las armas “fuera de la legitimidad nacional” solo traen destrucción y división. “El desarme de todas las facciones, incluida Hamás, es una necesidad palestina para reconstruir la patria y garantizar la unidad”, dijo. El objetivo, según Abás, es volver a un escenario con “un solo gobierno, una sola ley y una sola autoridad de seguridad”.

También aprovechó para anunciar que quiere convocar elecciones generales y presidenciales dentro del año siguiente al final de la guerra, con una nueva ley de partidos que limite la participación a aquellos comprometidos con la solución de los dos Estados. Cabe recordar que Palestina no celebra elecciones desde hace casi veinte años —desde 2005 en Cisjordania y 2006 en Gaza—, un vacío democrático que ha debilitado la legitimidad interna e internacional de la ANP. “Las instituciones palestinas se renovarán sobre bases democráticas y con una transferencia pacífica del poder”, aseguraba Abbas, que prometió una votación “bajo la supervisión plena de la Unión Europea y de la ONU”.

Una apuesta arriesgada pero inevitable

El mensaje de Abás llega en un momento en que Palestina vive dividida entre la resistencia armada y la necesidad de reconstrucción. Su desafío a Hamás podría generar tensiones, pero también abrir un camino —difícil, pero necesario— hacia una autoridad palestina unificada y un futuro de autogobierno real. En palabras del propio presidente: “El desarme no es una concesión a nadie; es nuestra única oportunidad para vivir en paz.”