El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ha podido dormir un par de noches tranquilo, después de la desescalada de violencia de la revuelta de Francia, que parece que se ha podido contener con la presencia, en la calle, de más de 45.000 policías, entre antidisturbios y unidades de intervención y asalto de la policía nacional y de la gendarmería francesa. La insurrección violenta que arrancó por las protestas en Nanterre, después de la muerte de un joven de 17 años que fue abatido por la policía cuando intentó escapar de un control policial, se han extendido por toda Francia dejando escenas de violencia extrema, saqueos, asaltos violentos e incendios, ha bajado de intensidad, pero nadie está convencido de que no vuelva a escalar. Y más después de haber-ser sabido que un joven de 27 años murió en Marsella, durante las asonadas, después de recibir el impacto de un proyectil, según las primeras investigaciones de la fiscalía, de los que utilizan los equipos antidisturbios de la policía francesa.

Emmanuel Macron, sin embargo, viendo como la oposición lo marca de cerca por la gestión inicial de la revuelta, que les cogió con el pie cambiado, con incidentes muchos graves por todo el país, ha tenido que salir al paso y reforzar su postura crítica contra las redes sociales, donde, según él y su equipo, se marcan los objetivos a atacar por parte de los alborotadores, que si bien no tienen líderes conocidos ni reivindicaciones tangibles, sí que aprovechan Snapchat y TikTok para difundir sus mensajes y, sobre todo vídeos, y canales de Telegram restringidos, para organizarse.

Cerrar Snapchat en caso de crisis

El presidente de la República anunció ayer, según recogen medios como la francesa BFMTV o Le Soir belga que no descarta poder "cortar" el acceso a estas redes sociales en territorio francés en momentos de crisis si tiene que servir para evitar que se puedan utilizar para organizar nuevos episodios de violencia. Sin embargo, Macron también asegura que no es un debate que se pueda hacer en caliente y durante los disturbios. "Hay que hacer un debate en frío, y sobre posibles regulaciones, y cuando las cosas se compliquen, quizás se tendría que hacer. Pero sobre todo no se tiene que hacer en caliente y espero que no se tenga que hacer", aseguró durante una reunión con alcaldes de las ciudades afectadas por la ola de violencia de los últimos días.

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Agentes de la policía nacional francesa, durante una noche de asonadas / EFE

Durante el fin de semana, Macron ya marcó dos líneas en su posición en contra de los disturbios. La primera, los padres de los jóvenes, muy jóvenes, que estaban participando de los disturbios, para llamarlos a la responsabilidad "ética y penal" de evitar que los menores salieran a la calle por la noche. Y la segunda fue por los administradores de las redes sociales, a quienes pidió también responsabilidad para borrar los vídeos más sensibles a las redes y poder identificar a los alborotadores digitales anónimos que desde estas redes sociales animaban a otros jóvenes a sumarse a la revuelta.

Sobre esta censura que Macron no descarta aplicar, hay más dudas que certezas y ahora mismo parece que solo es una declaración del presidente sin nada concreto ni ningún plan de acción claro sobre cuándo, y, sobre todo, cómo, se podría aplicar.