Después de noches de calma tensa en Francia, con miles de policías en la calle y pocas detenciones, en lo que parece una desescalada de la revuelta de los jóvenes de la periferia, originada por la muerte de un chico de 17 años, Nahel, después de ser abatido por la policía cuando escapaba de un control policial en Nanterre, en el norte de París, la revuelta ahora puede volver a despertar. Según confirman varios medios franceses, que citan fuentes de la Fiscalía, un hombre de 27 años murió en Marsella la noche del 1 al 2 de julio, probablemente a causa de un proyectil del tipo 'flash-ball', de los que utilizan los equipos antidisturbios de la policía francesa.

Se ha abierto una investigación judicial con el fin de aclarar si el golpe que presenta en el pecho, que es compatible con un disparo de este tipo de arma que utiliza la policía para hacer frente a los disturbios, le causó la muerte o no. Según detalla la Fiscalía, la herida que el joven presenta en la zona del pecho le provocó, y siempre según un primer análisis forense, un paro cardíaco y al cabo de poco rato, la muerte. Ahora mismo, sin embargo, la investigación, que se prevé larga, no permite aclarar en qué momento el joven recibió este impacto, si así fue, por parte de la policía.

Investigación para aclarar como murió

Cabe recordar que la situación la noche de los hechos, del 1 al 2 de julio, era muy tensa en Marsella, con incidentes por toda la ciudad, con incendios y saqueos en marcha y enfrentamientos con la policía con lanzamientos de piedras y pirotecnia. Si se confirma que la muerte del joven fue a causa de un disparo de la policía, aunque nadie niega que el hombre estuviera participando de los disturbios, la inteligencia francesa espera que las protestas puedan volver a ganar intensidad después de días en los que las calles han estado más calmadas. La investigación puede ser clave, pero a la revuelta de los jóvenes de las periferias de París y del resto de grandes ciudades de la República le basta gasolina, literal o figurada, para que el país vuelva a arder como en los últimos días.

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Imagen de un cartel en apoyo de Nahel, el joven muerto en Nanterre / EFE

Miles de agentes en la calle

Para hacer frente a la revuelta la policía francesa desplegó durante las últimas noches un dispositivo con 45.000 agentes, entre equipos antidisturbios de la policía nacional y la gendarmería francesa y también equipos de intervención y asalto. El objetivo era evitar que los enfrentamientos se enquistaran y se dieron órdenes, que parece que ha funcionado, hacer detenciones más ágiles, justo en el inicio de las asonadas, y así impedir que se organizaran y provocaran más caos. Durante el fin de semana se detuvieron 4.000 jóvenes, muchos de ellos, de menos de 18 años. Según la patronal, los destrozos y daños provocados por esta revuelta ya ha subido hasta los 1.000 millones de euros.