La guerra en Ucrania, internacionalmente, estalló el 24 de febrero, pero realmente empezó el 21 de noviembre de 2013 con los disturbios de Euromaidán, en la plaza más céntrica de Kyiv. El presidente ucraniano de entonces, Víktor Yanukóvich, rechazó un acuerdo con la Unión Europea. La respuesta de la población fue una revolución política y un motín militarizado proeuropeo, que creó una reacción prorrusa en las zonas más rusófonas, como el Donbass y Crimea. Las tensiones subyacentes hirvieron desde entonces, reventando este año en la acción militar de Rusia contra Ucrania. Estos acontecimientos muestran como los incidentes urbanos, organizados y con objetivos políticos, tienen un "gran impacto geopolítico parecido al conflicto militar abierto", argumenta Jerusalem Post.

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Incidentes en la plaza Maidan, Euromaidán en Ucrania. - Wikimèdia

La efectividad de los incidentes urbanos como el Euromaidán se puede comprobar con su creciente proliferación. El año 2018 estuvo marcado por el inicio de los disturbios fronterizos de Gaza, y en el 2020 y en el 2021 se produjeron disturbios antifascistas a los EE.UU. y los disturbios del Capitolio del 6 de enero. Pero también en octubre del 2019 con las protestas independentistas contra la sentencia a los líderes del procés, que acabaron con grandes disturbios en la plaza de Urquinaona.

The Jerusalem Post hace un análisis en profundidad de la fuerza que pueden tener estas protestas si se organizan adecuadamente. "Lo que separa un motín de un motín militarizado es el alto grado de preparación", expone. La planificación adecuada es la esencia de una acción "directa segura y eficaz". Además, argumenta que los activistas tienen que desarrollar cronogramas de operaciones, igual que con cualquier operación militar. Uno de los especialistas que recoge el artículo asegura que "antes de la acción, estudiáis la zona con atención. Trazad rutas seguras de entrada y salida; Buscad escondites, obstáculos, objetivos potenciales y cámaras de vigilancia". El rotativo también explica la importancia de la vestimenta; "Si vas vestido de negro, te tapas tu cara, te escondes tu identidad. No tienes identidad. Formas parte de alguna cosa mayor", detalla. Eso crea anonimato, solidaridad y dificulta la acción legal.

euromaidan maidan ucraïna - WikimèdiaIncidentes en la plaza Maidan, Euromaidán en Ucrania. - Wikimèdia

En los incidentes una de las partes fundamentales es el arma que usan los activistas contra la policía o contra el objetivo que tengan. El rotativo explica que una buena arma son los fuegos artificiales, que tienen efectos similares a los cócteles Mólotov: "Se pueden utilizar para cegar, causar distracciones, desorientar y causar daños". También los láseres se han convertido en una notable arma táctica para "desorientar a la policía y los agentes" o para "desactivar las cámaras de seguridad o de reconocimiento facial". Otras armas que se utilizan habitualmente, según Jersualem Post, incluyen espray de pimienta, mazo de oso, botellas de agua congelada y bombas de pintura.

Los disturbios, como otra violencia política, se utiliza para forzar y presionar las autoridades para que acepten políticas y demandas. Además, se puede utilizar en una estrategia más complicada, buscando lo que el doctor Liram Koblentz-Stenzler, jefe de la oficina global de extrema derecha de ICT, denomina el acontecimiento de aceleración. "Algunos radicales quieren acelerar el hundimiento del actual orden social y permitir el ascenso de un nuevo orden social, que servirá los intereses de su movimiento. Para conseguirlo, hay que desacreditar las autoridades", narra el rotativo.