Japón ha ejecutado este viernes a Takahiro Shiraishi, más conocido como el asesino de Twitter, responsable de nueve homicidios entre agosto y octubre de 2017. El japonés, de 34 años, fue condenado en 2020 después de declararse culpable de unos crímenes que conmocionaron a la sociedad nipona. Shiraishi asesinó, violó y descuartizó a todas sus víctimas, ocho mujeres y un hombre de entre 15 y 26 años, y escondió la mayoría de los cadáveres en su apartamento. Hacía casi tres años que no se producía ninguna ejecución en el país.
Shiraishi trabajaba en la industria sexual de la capital japonesa. Se dedicaba a atraer a mujeres jóvenes a clubs de anfitriones —un tipo de bar donde el cliente consume en compañía de una atractiva trabajadora—, locales que, en la mayoría de los casos, esconden negocios de prostitución controlados por las mafias. Shiraishi fue detenido en 2017 por tratar de forzar a una chica a trabajar en uno de estos locales, pero fue puesto en libertad poco después. Fue entonces cuando decidió abrir una cuenta de Twitter y empezar a contactar con mujeres con el objetivo de seducirlas y llevarlas a su casa. El perfil que buscaba Shiraishi era concreto y premeditado: chicas jóvenes que habían publicado mensajes con connotaciones suicidas en la red social.
Una ola de homicidios que conmocionó la sociedad japonesa
Su primera víctima fue una chica de 21 años, Mizuki Miura, a la que posteriormente violó y desmembró. Un amigo de Miura aparecería poco después en la casa de Shiraishi en búsqueda de la chica, y también sería asesinado. A partir de entonces, la ola de homicidios creció sin freno. Sus crímenes incluían también el robo, el estrangulamiento y el abandono de los cadáveres. Según ha informado Kesiuke Suzuki, el ministro de Justicia del país, "este caso provocó consecuencias extremadamente graves y una gran inquietud en la sociedad japonesa".
Cuando la policía irrumpió en su apartamento, gracias al aviso del hermano de una de las víctimas, se encontraron con una escena aterradora: tres neveras y cinco contenedores con cabezas y huesos humanos enterrados bajo abundante arena de gato. También descubrieron las herramientas que Shiraishi utilizó para cometer los crímenes y las desmembraciones: sierras, cuchillos, herramientas de bricolaje y cuerdas. Después de su detención y procesamiento, los medios locales lo bautizaron como el asesino de Twitter, una vez se conoció el método que utilizaba para contactar con todas sus víctimas.
Japón, lejos de abolir la pena de muerte
Tal como funciona el proceso de pena de muerte en el país, Shiraishi fue notificado de que se le aplicaría la horca pocas horas antes de la ejecución. Japón es, junto con EE.UU., el único país del G-7 —el grupo que aglutina las principales economías industrializadas del mundo— que todavía mantiene la pena de muerte. Las últimas encuestas revelan que el apoyo a esta medida es mayoritario en la sociedad nipona. Sin embargo, algunas organizaciones de derechos humanos han criticado el funcionamiento del proceso, especialmente el hecho de que se avise de la ejecución con tan poco margen. Según datos del Ministerio de Justicia del país, el año 2023 había 107 personas en el Japón a la espera de la ejecución de sus sentencias de muerte.