La primera ministra de Nueva Zelanda, la laborista Jacinda Ardern, ha anunciado que dejará el cargo en febrero, ya que no tiene "la energía" para presentarse a la reelección el próximo octubre. Esta decisión de Ardern ha cogido a muchos de sus conciudadanos y compañeros de partido por sorpresa. La política, de 42 años, ha afirmado en una rueda de prensa: "No tengo suficiente energía para seguir con el trabajo. Es el momento".

"No lo dejo porque sea duro, lo dejo porque este trabajo comporta una gran responsabilidad, y no tengo suficiente energía para hacerle justicia", ha explicado la todavía primera ministra neozelandesa. Ha reconocido que este ha sido el cargo "más bonito" de su vida y ha subrayado: "Creo que liderar un país es el mayor privilegio que alguien puede tener, pero también uno de los trabajos más exigentes".

Ardern ha afirmado que para ejercer este tipo de responsabilidad hay que tener el depósito lleno, pero ella, actualmente, no se encuentra en esta situación. Por eso, ha decidido dar un paso al lado. Sin embargo, se ha despedido deseando que su tiempo en el cargo se haya podido traducir en un impacto positivo. "Espero dejar a los neozelandeses con la creencia de que puedes ser amable, pero fuerte; empático, pero decisivo; optimista, pero centrado. Que puedes ser tu propio tipo de líder, uno que sabe cuándo es el momento de marcharse", ha concluido.

¿Después de Ardern, qué?

Ardern deja el cargo sin un sucesor designado. Quien cogerá su rol lo decidirán los miembros del Partido Laborista en la votación que tiene programada para el próximo 22 de enero. El proceso de elecciones no se espera que se demore más allá del 7 de febrero, fecha marcada por Ardern para su dimisión. Hasta el momento no hay ninguna candidatura destacada. Incluso el viceprimer ministro, Grant Robertson, aliado de Ardern, ha afirmado que no busca el liderazgo. Así pues, uno de los sucesores más lógicos se aparta del foco.

Si no está claro cuál es el futuro del Partido Laborista, tampoco lo está el de la líder neozelandesa. Ardern ha asegurado que no tiene planes una vez abandone el puesto, y que aprovechará para pasar más tiempo con la familia mientras piensa en cómo "seguir ayudando a Nueva Zelanda".

Un mandato marcado por grandes retos

Ardern llegó al poder en el 2017, a los 37 años, y se convirtió en la mujer dirigente más joven del mundo. Durante su mandato, Nueva Zelanda se ha enfrentado a numerosas dificultades, tal como ha recordado ella misma hoy, como la pandemia del covid-19, el atentado en dos mezquitas en Christchurch en el 2019, que dejó 51 muertos, o la erupción del volcán White Island este mismo año.

En todas las crisis mencionadas, la actuación de Ardern fue elogiada dentro y fuera de las fronteras de Nueva Zelanda. Con el atentado de Christchurch prohibió las armas semiautomáticas utilizadas durante el ataque y reformó las leyes de posesión de armas. Durante la pandemia, Nueva Zelanda fue uno de los países en que el covid tuvo un impacto más leve. Todo fue por la estricta decisión del gobierno de cerrar las fronteras, con un alto coste político, pero con mucha eficacia en los momentos más duros de la pandemia.