Todas las revueltas necesitan a su héroe. En el caso de Irán, hablamos de heroínas. La escaladora iraní Elnaz Rekabi ha sido recibida la madrugada de este miércoles por las masas de manifestantes que hace semanas que protestan por la libertad por todo el país. Lo ha hecho en medio de la preocupación generalizada después de que compitiera sin llevar el velo islámico en Corea del Sur, en un gesto que se entendió como una muestra de apoyo a las revueltas en su país. Pero sus primeras declaraciones en las redes sociales después de desaparecer durante unas horas han levantado todas las sospechas: "Me disculpo por las preocupaciones que causé", ha afirmado Rekabi en Instagram, refiriéndose a los rumores de que la habían secuestrado, y ha matizado que en la ronda final del Campeonato Asiático de Escalada celebrado en Corea del Sur, "a causa de la programación inapropiada y que me llamaron de manera impredecible para salir a escalar, involuntariamente tuve un problema con mi vestimenta". En reacción a eso, son muchos los que especulan que Rekabi fue forzada a emitir esta disculpa por parte del régimen iraní, un hecho nada extraño en este país.

"¡Elnaz es una heroína!"

Este es uno de los cánticos que se han podido oír esta mañana en el aeropuerto de Teherán en el retorno tan esperado de la escaladora iraní, por el cual centenares de personas la esperaban. Con respecto a la admisión que no llevó el velo islámico "sin querer", los más escépticos con el mensaje de Rekabi creen que el régimen iraní habría buscado esta fórmula para evitar tener que encerrar en la prisión a una deportista de éxito como ella. La legislación de la República Islámica obliga llevar el velo a todas las mujeres iraníes, incluidas las deportistas en las competiciones internacionales. Las imágenes de Rekabi, que el fin de semana compitió con el pelo en una coleta, han dado la vuelta al mundo y su gesto fue visto como una valiente muestra de apoyo a las mujeres de su país, que hace más de un mes que protestan contra la obligatoriedad del velo. Las protestas en Irán empezaron el 16 de septiembre, después de la muerte de la joven kurda Mahsa Amini, de 22 años, detenida tres días antes por la policía de la moral por haber llevado supuestamente mal puesto el velo, y que perdió la vida bajo la custodia de la policía.