Las reacciones internacionales contra el decreto antiinmigración de Trump se van acumulando. Los medios críticos con Trump, como era de esperar, han cargado contra la medida: el New York Times la ha calificado de "cobarde" y de "peligrosa". Pero incluso los líderes que se habían mostrado más comprensivos con Trump han reaccionado. La primera ministra inglesa, Theresa May, ha pedido a sus ministros de Asuntos Exteriores e Interior, que se pongan en contacto con sus homólogos norteamericanos para presionarlos contra la aplicación de estas medidas y les ha encargado evaluar cómo afectará el decreto a los ingleses con doble nacionalidad. El líder laborista británico, Jeremy Corbyn, ha pedido que se suspenda la visita de Trump a Gran Bretaña prevista para este año. El alcalde de Londres, el musulmán Sadiq Khan, ha considerado "vergonzosa" la medida.

La UE en contra

El gobierno alemán también ha reaccionado de inmediato y ha afirmado que "la guerra contra el terrorismo no justifica que se coloque bajo sospecha generalizada a personas en función de una determinada procedencia o religión". Además, ha mostrado su preocupación por cómo afectará esta medida a los alemanes con doble nacionalidad. También el gobierno belga pedirá explicaciones al gobierno norteamericano por el veto a los ciudadanos de países musulmanes. Y François Hollande, el presidente francés, pidió una respuesta contundente de Europa a las disposiciones de Trump.

Doble nacionalidad

Una de las preocupaciones mayores de los gobiernos de Occidente es ver cómo afectará a esta decisión a sus ciudadanos que tienen doble pasaporte. El ministro de Asuntos Exteriores suizo ha protestado por esta medida, ha indicado que va en un sentido erróneo y ha advertido que se reserva el derecho a aplicar las medidas necesarias para defender los derechos de los ciudadanos suizos con doble pasaporte que se vean afectados por esta medida. La oficina del primer ministro del Canadá, a pesar de todo, ha asegurado que, después de mantener contactos con las autoridades norteamericanas, estas le han asegurado que la medida no afectará a los canadienses con doble pasaporte, pero que sí que tendrá efecto para los ciudadanos de los siete países afectados que residen en Canadá.

Reacción de países árabes

En los próximos 90 días, si el decreto se mantiene, no podrán entrar en los Estados Unidos los ciudadanos de siete países: Irán, Irak, Siria, Yemen, Libia, Sudán y Somalia. El país que ha reaccionado con más contundencia es Irán, el país que recibía el 40% de los visados emitidos para los siete países afectados por el decreto. El gobierno iraní ya ha advertido que aprobaría un decreto para prohibir a los ciudadanos de Estados Unidos la entrada a su país. También Sudán ha mostrado su indignación por el decreto, que se pone en vigor en un momento en que parecía que se iban a reactivar las relaciones entre Sudán y EE.UU., tras muchos años de embargo. Ahora bien, el caso más grave, para Trump, es la reacción en Iraq. Algunos influyentes grupos chiíes han avisado de que el gobierno iraquí podría prohibir la entrada en su país a los ciudadanos de los Estados Unidos, y que se replantearía la presencia de tropas norteamericanas en su territorio.

Rusia, la excepción

En cambio, Vladimir Putin no ha cuestionado las políticas migratorias de Donald Trump. En realidad, el gobierno ruso también es partidario de incrementar el control sobre los inmigrantes que proceden de los países musulmanes, especialmente de los de la Asia Central. Trump confía, justamente, en que la colaboración entre Rusia y Estado Unidos permita acabar rápidamente con el Daesh. Por su parte, la IATA, la Agencia Internacional del Transporte Aéreo, ha advertido a las aerolíneas que el decreto de Trump afecta también al personal de cabina, y que por lo tanto los tripulantes de los siete países afectados no pueden volar hacia los Estados Unidos. La IATA ha protestado porque esta medida producirá grandes pérdidas a las compañías y provocará muchos problemas para ajustar las tripulaciones.