Muy joven, de tan sólo 24 años y "un hombre valiente y consciente del deber", así define el diario iraní ultraconservador Kayhan al islamista radical que ha agredido al escritor Salman Rushdie. Se trata de Hadi Matar, un chico de Nueva Jersey, simpatizante del gobierno de Irán y de la Guardia Revolucinària Islámica. Compró una entrada para el acto literario que Rushdie hacía en Nueva York y saltó al escenario vestido con una máscara negra para apuñalar multitud de veces al escritor, en las costillas, en el cuello, en la espalda, al costado... Para los líderes iraníes Rushdie es uno "apostatado", uno "vicioso" y el "enemigo de Dios". Por todo eso, desde que el autor publicó Los versos satánicos, el líder supremo de Irán emitió una fatwa (un edicto religioso de obligado cumplimiento) dirigida al novelista británico, animando a todos los seguidores del régimen a matarlo. Lo han intentado varias veces desde que se lo puso en el punto de mira, sin embargo, lamentablemente, al final parece que lo han herido de extrema gravedad.

El islamismo más radical ha hecho perpetrar a un joven de poco más de veinte años un ataque encarnizado contra un escritor por sus letras. El atacante identificado por la policía es de Fairview, vecino de Nueva Jersey. Aunque nació en Norte-América, sus padres emigraron del Líbano, donde hay una parte de la población que es chiíta, como los gobernantes de Irán. Tal como han relatado algunos testimonios al New York Times sobre el brutal ataque contra el escritor, Hadi Matar se trata de un hombre "implacable", "extremadamente poderoso" y "rápido". La seguridad del recinto necesitó a más de cinco personas para alejarlo de Rushdie. Según relatan los testimonios, no paró el ensañamiento contra el autor hasta que lo arrancaron de encima suya. Según los primeros elementos recogidos por la policía americana, un examen preliminar de sus cuentas en las redes sociales revelaría simpatías por el régimen iraní y los Guardias Revolucionarios, el ejército ideológico del régimen.

Con el mismo propósito que buscaban los asesinos de la sala Bataclan de París; o contra la revista satírica Charlie Hebdo; o el atentado en la Rambla de Barcelona que sacudió el país durante todo un verano: la imposición de sus creencias y su pensamiento totalitario sobre los otros y extender el miedo por todas partes como forma de advertencia para que ninguna religión, o sus fieles, ose poner en duda o cuestionar ninguno de sus mandamientos. La consternación ha sido total por todo el planeta, pero en especial entre los escritores y los ciudadanos de Nueva York, que han vivido de muy cerca un ataque ideológico radical.

Este odio visceral por parte de los líderes del Irán contra Rushdie viene de lejos. Todo empezó cuando el líder de la revolución islámica del Irán de 1979, el difunto ayatolá Ruhollah Khomeini, emitió una fatwa, o casi una busca y captura, en 1989, que pidió a los musulmanes de todo el mundo que mataran al autor nacido en la India después de que su libro fuera condenado como blasfemo, obligándolo a pasar años a escondidas, por atacar a tres diosas preislámicas: Allat, Uzza y Manat, en una conjunción satánica que confundió a Mahoma con las palabras que él pensaba que le había dirigido Alá. De hecho, una rica organización religiosa iraní ofreció una recompensa de 2,7 millones de dólares a cualquiera que llevara a cabo la fatwa de Khomeini. Incluso, se aumentó la cantidad a 3,3 millones de dólares en el 2012.