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Desde el pasado lunes, 28 de febrero, el periodista vasco Pablo González se encuentra en una prisión de máxima seguridad en Polonia donde ejercía de corresponsal y donde lo detuvieron 4 días después del inicio de la invasión rusa, acusado de ser miembro de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU). En otras palabras, un agente de la Inteligencia militar rusa. Ante esta detención y enfrentándose a hasta diez años de prisión, ha habido un silencio atronador de las instituciones españolas que ahora ha querido denunciar al diputado de EH Bildu en el Congreso, Jon Iñarritu. ¿"Cuánto tardarán las instituciones en solicitar la libertad inmediata de este periodista"?, ha clamado al político vasco.
Tuit Jon Iñarritu
Yendo más allá, Iñarritu se ha planteado hasta qué punto sería diferente la situación de este corresponsal si no hubiera sido detenido en Polonia. ¿"Si llega a ser detenido en Rusia, bajo una acusación ridícula de ser espía, el Gobierno, partidos y los medios actuarían de perfil"?, se ha preguntado el diputado. En los últimos días, la defensa de Pablo Gónzalez, ha pedido al Comité Internacional de la Cruz Roja que lo proteja. En este sentido, su abogado Gonzalo Boye ha denunciado, como Iñarritu, el silencio del consulado español a Polonia y la "falta" de información. Por todo ello, y "sufriendo por el estado de salud mental" de Gónzalez ha pedido que se dé protección al periodista.
La incredulidad del periodista
Iñarritu ha citado una noticia del diario Público en lo que se recoge una nota de voz que el corresponsal vasco envió a un amigo el pasado 9 de febrero, cuando la guerra todavía no era una realidad. Entonces acababa de llegar a España desde Ucrania y estaba a punto de partir hacia Polonia, donde fue detenido el 28 de febrero. González se mostraba estupefacto por las acusaciones de ser a un espía ruso que los servicios secretos ucranianos había formulado y que el CNI había utilizado para interrogar su entorno. El periodista había negado tajantemente esta acusación días antes de este mensaje, el 6 de febrero, cuando los servicios secretos lo interrogaron en Kíiv y después lo "invitaron" a irse. En aquel momento, se encontraba en el Dombás cubriendo la situación en esta zona fronteriza antes de la invasión.
En el mensaje de voz, enviado diecinueve días antes de ser detenido, se mostraba indignado por las acusaciones. "Pues básicamente se presentaron con la misma cantinela, que soy agente de los servicios de inteligencia militar o algo así, que si alguien sospechaba algo, que si sabían algo; y que lo saben a ciencia cierta; y que a ver si voy a venir, qué es lo que hago o qué es lo que dejo de hacer. Y entonces le han contestado todos que "a ver, que no sé qué les cuentan, qué se creen, que no, que no saben nada". ¿De qué, mi origen ruso, que sí, joder, que hemos estado todos, todos los que se han presentado, incluso el colega de Barna estuvo conmigo en Moscú, en casa de mi viejo, en la sauna bebiendo vodka, que no es un puto secreto", dice Pablo González haciendo referencia a su origen ruso, ya que nació en la capital del país.
En el mismo mensaje, el periodista se indigna cuando pone de manifiesto su desconocimiento sobre las acusaciones: "Ellos quieren ver fantasmas donde no hay, querrán sacar sus estrellas de más, sus pluses... pues que me lo diga, a qué secretos he ido yo, con a quien he tratado, al menos un puñetero ejemplo de alguna cosa que sea parecida a ser...".
Piden explicaciones
Aunque el Gobierno no ha posicionado públicamente sobre su caso, la ministra de Defensa Margarita Robles asegura no saber nada de su situación, Reporteros Sin Fronteras ha mostrado su rechazo a la detención y ha pedido a la Agencia de Seguridad Interna que explique la base legal de la detención del periodista vasco, que garantice su seguridad y que permitan que Boye, su abogado, y los servicios consulares españoles puedan entrevistarse con él para saber de qué cargos está acusado.