El Parlamento de Grecia ha aceptado que la antigua república yugoslava de Macedonia se pueda llamar Macedonia del Norte, y por lo tanto ha cerrado de esta manera un conflicto histórico que amenazaba la estabilidad de la región, con ramificaciones en los Balcanes. La disputa ha durado 30 años, aunque tiene raíces más profundas.
El legislativo griego ha aprobado el denominado acuerdo de Prespa, con el apoyo de 153 de los 300 diputados de la cámara, de los que 145 provienen de Syriza, el partido que gobierna el país.
El primer ministro, Alexis Tsipras, ha sido el gran valedor del acuerdo, al lado del primer ministro de Macedonia del Norte, Zoran Zaev.
El nombre de Macedonia ha sido siempre muy sensible, porque los griegos lo consideran un patrimonio histórico del helenismo, desde el reino de Alejandro Magno hacia el 300 antes de Cristo.
La Macedonia histórica, hacia el 300 antes de Cristo (Wikipedia)
El territorio de la Macedonia eslava, de la exrepública yugoslava, no formó parte de la Macedonia histórica. Gestó su identidad nacional en época muy reciente, en el siglo XIX, contra el imperio otomano y después contra Bulgaria, con habitantes que poblaron el país en el siglo V y VI. Ellos admiten que son eslavomacedonios y que no vienen de Alejandro Magno, y se defienden diciendo que los griegos de la antigüedad tampoco existen ahora.
Ahora se ha llegado a un compromiso aparentemente estable.