El fantasma de la tragedia del 9 de abril sobrevuela la avenida Rustaveli de Tiflis (Tbilisi). Las protestas en la capital de Georgia se suceden desde hace casi un mes, desde el mismo día en el que hace 35 años murieron 200 personas manifestándose en sus calles a manos del Ejército Soviético. Más allá de la simbología que ejerce esta efeméride sobre los georgianos, la chispa que ha provocado esta ola de indignación ha sido la aprobación del proyecto de ley de agentes extranjeros, que muchos ven como un acercamiento a la Rusia de Vladímir Putin. La nueva normativa requiere a las organizaciones del país, tanto ONGs como medios, que reciben más del 20% de su financiación del extranjero, a que se registren como agentes extranjeros o enfrenten sanciones. Las similitudes con Moscú son alarmantes y la población teme volver a estar sometida al yugo ruso cuando está a un paso de entrar en la Unión Europea.

La protesta de este viernes ha atravesado el casco antiguo de Tiflis / Cedida
La protesta de este viernes ha atravesado el casco antiguo de Tiflis / Cedida

"El gobierno intenta dividir a los protestantes"

Decenas de miles de georgianos abarrotan las calles de Tiflis desde hace semanas. Este jueves, además, varios centenares colapsaron las entradas y salidas del Parlamento de Georgia, situado en la avenida Rustaveli, y bloquearon la Plaza de los Héroes. Los manifestantes siguen reclamando retirar la nueva norma, aprobada en segunda lectura el miércoles, y han cortado totalmente las principales vías de la ciudad, hasta el punto de solo permitir el paso de ambulancias. Los heridos aumentan en cada jornada de protestas y este jueves 23 personas fueron detenidas, según los últimos datos del Ministerio del Interior georgiano. Se espera que la cifra se incremente durante el fin de semana, mientras se recrudece la actuación policial para disolver a los concentrados (que no cesan y cada vez son más numerosos) con cañones de agua, gases lacrimógenos y gas pimienta. 

 

"¡No al régimen ruso!", se oye entre los huecos que comienzan a llenarse frente al parlamento a partir de las siete de la tarde de este viernes. Portando banderas de Georgia y de la Unión Europea algunos manifestantes también increpan a los conductores: "¡Salgan de sus coches! ¡Hay que evitar que Rusia se apodere de Georgia! ¡No a la ley rusa!". Lado, uno de los miles de concentrados en Rustaveli, explica a ElNacional.cat cómo actuaron el pasado domingo las fuerzas especiales y los arrestos que se han sucedido jornada tras jornada. "La policía cogió a varios participantes, pero no hizo ningún caso a aquellos que emprendieron acciones violentas y que nosotros denunciamos ante los agentes con vídeos", asevera, reconociendo que podría haber infiltrados en las marchas. Aunque esta es la parte que menos le escama, porque asegura que "el gobierno está intentando dividir a los protestantes a través de medios estatales diciendo que los concentrados estamos bajo los efectos de las drogas y que somos muy agresivos". En un momento sonríe al remarcar que "ya nadie los cree".

Ciudadanos armenios y azeríes muestran su apoyo a los manifestantes georgianos en Tiflis este viernes por la noche / Cedida
Ciudadanos armenios y azeríes muestran su apoyo a los manifestantes georgianos en Tiflis este viernes por la noche / Cedida

"Estamos aquí porque necesitamos entrar en la Unión Europea para sobrevivir, si nos quedamos en silencio perderemos nuestras libertades y el gobierno ejercerá una represión rusa contra nosotros", sentencia. Lado hace un apunte interesante mientras enarbola su bandera, toma vídeos y responde a las preguntas de este medio: "La discusión final de la ley será el 17 de mayo y ya sabes que día es. El gobierno nos acabará diciendo que si no podemos celebrar el pride —la marcha LGTBIQ— en base a la nueva ley y que quieren proteger a nuestros niños y este tipo de discursos". No es la primera vez que se habla de Georgia como uno de los países más homófobos de Europa, con varios heridos en las calles cada año y enfrentamientos violentos, especialmente con concentrados de la Iglesia Ortodoxa georgiana que celebra el Día de la Familia, mientras los activistas proLGTBIQ mantienen su lucha para lograr medidas integradas en la sociedad y la política de casi todo el mundo occidental.

Respuesta política interna: resucitan el Euromaidán ucraniano

Las autoridades del pequeño país del Cáucaso no han comentado el colapso generalizado que se vivió el jueves, solo permitiendo circular a ambulancias. Las primeras voces gubernamentales, no obstante, como la del alcalde de la capital y secretario general del partido gobernante Sueño Georgiano, Kaja Kaladze, comienzan a aflorar. El dirigente municipal ha denunciado que "los radicales tienen la intención de desestabilizar Tiflis y deben responder por ello ante la ley", una clara referencia a las decenas de detenciones de los últimos días. Ha insinuado, además, las semejanzas entre lo que sucede en Georgia y lo que pasó en Ucrania en 2014, cuando los opositores del presidente Víktor Yanukovich forzaron su salida del país. 

Un policia antiavalots durant la protesta davant del Parlament de Geòrgia / David Mdzinarishvili, EFE
Un policía antidisturios durante las protestas ante el Parlamento de Georgia / David Mdzinarishvili, EFE

El primer ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, ha reclamado este jueves una actitud "justa y honesta" de Washington hacia la política de Tiflis, tras rechazar una invitación de Estados Unidos condicionada a la "suspensión" del debate de la "ley de agentes extranjeros" promovida por el ejecutivo georgiano. El gobernante ha ido más allá y ha recordado, en su cuenta personal de X (antiguo Twitter), "declaraciones falsas de la misma índole que hizo la exembajadora de EE.UU. —Kelly Degnan— en 2020-2023" y que sirvieron, según explica, para "apoyar los procesos revolucionarios de aquel entonces". Algo que supone una contraposición a la supuesta interferencia rusa en el país y que insinúa un golpe de efecto estadounidense, como los que se habrían dado presumiblemente en puntos de Latinoamérica, para mejorar su influencia en la región.

Pero no existe unanimidad en el poder político georgiano. La presidenta de Georgia, Salome Zourabichvili, ha recalcado que vetará la ley de agentes extranjeros si es aprobada por el parlamento. Aunque es una buena noticia para los manifestantes, cabe recordar que el partido gobernante, Sueño Georgiano, puede anular el veto reuniendo 76 votos (tan solo necesitaría dos de los nueve escaños del partido del Poder Popular). "La identidad de Georgia es europea, inquebrantable a pesar de los intentos de distorsionarla", ha expresado la Jefa del Estado este viernes, con un apoyo explícito a los compatriotas que se encuentran protestando en las calles de la capital. 

Como Zourabichvili, a quien su etapa como diplomática francesa le ha otorgado un poder no regulado en una presidencia que debería ser meramente ceremonial, se han posicionado Estados Unidos, el Reino Unido y la propia Unión Europea, que concedió a Georgia el estatus de candidato en diciembre. "Georgia es un país candidato a la UE, pido a sus autoridades que garanticen el derecho de reunión pacífica. El uso de la fuerza para reprimirlo es inaceptable", subrayó el alto representante europeo de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. En el mismo bando, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, manifestó que "el pueblo georgiano quiere un futuro europeo para su país" y "se encuentra en una encrucijada", por lo que sentenció que "tiene que mantener el rumbo en el camino hacia Europa". Esta respuesta política, no obstante, llega casi un mes después de que empezaran las primeras protestas el pasado 9 de abril.

Aprobación de la ley: los 'fantasmas' del 9 de abril y la Revolución de las Rosas

¿Qué pasará el próximo 17 de mayo? Podría aprobarse la nueva ley de agentes extranjeros que el Ejecutivo georgiano ya se vio obligado a posponer en 2023 por las protestas. Lo que está claro es que la nueva normativa no pasará desapercibida como en Kirguistán. Aun así, el gobierno se muestra convencido de que en dos semanas estará aprobada en tercera lectura, pese a las críticas de la oposición y de los países occidentales. Muchos son los que hablan en las calles de la mano invisible del oligarca Bidzina Ivanishvili, fundador de Sueño Georgiano en 2012 y presidente honorario desde 2023, por sus estrechas relaciones empresariales con Rusia en el pasado; aunque otros ven otros fantasmas sobrevolando las calles de Tiflis: desde la Revolución de las Rosas encabezada por Mikheil Saakashvili —en prisión desde octubre de 2021— hasta la tragedia del 9 de abril de 1989, que fue el punto de inflexión para que Georgia lograra su independencia de la URSS. Los manifestantes continúan hablando y no cesan sus protestas, ahora solo queda esperar el devenir político del pequeño país del Cáucaso, con una brecha social latente que puede implosionar en las próximas elecciones parlamentarias del 26 de octubre.