Estar entre dos aguas no es una cosa fácil. Algunas naciones insulares del Pacífico sólo han hecho algunas tímidas respuestas contra la guerra de Ucrania. Otros, se han sumergido en un silencio sepulcral, mientras intentan equilibrar alianzas regionales con Occidente, China y Rusia. Las palabras del presidente ruso, Vladímir Putin, que muchos han interpretado como amenazas, no han dejado indiferentes a nadie. El Kremlin ha sido ambiguo sobre el uso de armas nucleares y el Pacífico, una región que durante mucho tiempo ha sufrido los efectos de las pruebas de armas nucleares por parte de los Estados Unidos, Francia y Reino Unido.
Algunos líderes del Pacífico no han pasado nada por alto y han criticado el asalto ruso. De hecho, los Estados Federados de Micronesia han llegado incluso a romper lazos diplomáticos con Rusia al día siguiente de la invasión. El presidente de Micronesia, David Panuelo, ha acusado a Moscú de participar en "numerosos crímenes de guerra" y ha expuesto que "no hay matices en el comportamiento de Rusia: están escogiendo actuar como malos".
En el Fiyi, donde la aceptación de armas rusas dadas y el entrenamiento militar el año 2016 generaron preocupación y controversia, el tribunal superior dictaminó el mes pasado que el gobierno de Suva –capital del país–, estaba en su derecho de impedir que un barco saliera de su puerto. Tal como recoge el The Guardian, se está esperando la determinación de una solicitud de incautación de los Estados Unidos. Los EE.UU. alegan que el yate es propiedad de un oligarca ruso, que es objeto de sanciones económicas de los EE.UU. y europeas.
¿Qué pasa en el Pacífico?
El mismo diario recuerda que diez naciones insulares del Pacífico también se encuentran entre los 93 países que votaron para suspender Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU el mes pasado. A pesar de todo, Vanuatu se abstuvo y las Islas Salomón no votaron. ¿Cuál es la explicación? El mismo diario recoge las palabras del investigador del Instituto Lowy y exdiplomático australiano Mihai Sora, y constata que estos países han intentado desarrollar relaciones tanto con potencias occidentales como con China y Rusia, intentando no parecer demasiado próximo en ninguno de los dos. "Las Islas Salomón y Vanuatu se destacan como dos países del Pacífico que han buscado activamente relaciones más estrechas con China políticamente en los últimos años".
Y es que Beijing hay que recordar que se ha abstenido en las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que condenan la guerra y también se ha hecho eco y ha ampliado puntos de conversación con el Kremlin. Además, ha culpado a la OTAN por el conflicto. Las Islas Salomón han firmado recientemente un pacto de seguridad con la China que podría permitir que el personal de seguridad y barcos de guerra chinos, ingresaran en el país para proteger intereses chinos. Según Sora, también se ha visto en Vanuatu como un anfitrión potencial para una base militar china, a pesar de las negativas de las dos naciones. Además, el investigador señala al The Guardian que Vanuatu ha mantenido vínculos más estrechos con Rusia. Sin ir más lejos, el año 2011, estableció brevemente relaciones con Abjasia, región separatista de Georgia, alineada con Rusia. ¿Pero, y qué ganan los dos países con este silencio? Según Sora, podrían estar buscando "tener las dos cosas". Es decir, no quieren enemistarse ni contradecir China ni tampoco Rusia. Sin embargo, es que, al mismo tiempo, tampoco quieren ponerse de espalda con Australia, Nueva Zelanda o el resto del Pacífico. Y es que la geopolítica es complicada. Y hacer contento a todo el mundo, también.
Imagen principal: vista aérea de las Islas Salomón / Unsplash