Después de meses de presión por parte del Reino Unido y de récords de llegadas de migrantes a las costas británicas, Francia ha anunciado un cambio significativo en su política de control fronterizo en el canal de la Mancha. Según fuentes del Ministerio del Interior francés, Francia desplegará seis nuevas patrulleras y una unidad especializada para poder actuar en aguas poco profundas, hasta 300 metros de la costa. Hasta ahora, la policía y la marina francesas solo podían intervenir para rescatar embarcaciones que ya estaban en peligro en el mar, pero no podían interceptar las barcas antes de que salieran de la costa, principalmente por cuestiones de responsabilidad penal y para respetar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. El objetivo de la medida es interceptar a las conocidas como ‘barcas taxi’ antes de que empiecen la travesía hacia el Reino Unido, especialmente en los días de condiciones meteorológicas favorables, que es cuando se producen más intentos.
Este cambio llega justo antes de la cumbre franco-británica prevista para el próximo 8 de julio, en el que el presidente Emmanuel Macron se reunirá con el primer ministro británico, Keir Starmer. La cuestión de los migrantes ha sido un punto de tensión constante entre los dos países, con el gobierno británico reclamando acciones más contundentes por parte de Francia. La ministra de Interior británica, Yvette Cooper, ha pedido públicamente que Francia implemente rápidamente estas nuevas medidas y permita a la policía actuar también dentro del mar cuando los migrantes ya están en las embarcaciones. El gobierno británico afirma que, a pesar de haber impedido 9.000 travesías desde la costa francesa este año, las llegadas han aumentado: solo entre enero y abril, 11.074 migrantes han llegado al Reino Unido, en comparación con 7.567 el mismo periodo del año anterior.
La manifiesta pasividad de la policía francesa provoca un cambio de rumbo histórico
La decisión de Francia llega después de una gran polémica por la inacción de las autoridades francesas, sobre todo por las quejas con respecto al pasado fin de semana, en que más de 1.000 personas pasaron el canal. Se publicaron imágenes de policías franceses observando pasivamente como migrantes, incluidos niños, subían a embarcaciones en una playa entre Calais y Dunkerque, e incluso escoltando las barcas. Eso provocó críticas desde el Reino Unido, cuando el secretario de Defensa, John Healey, acusó a Francia de no actuar y afirmó que el Reino Unido había “perdido el control de sus fronteras”. Ante el panorama reciente, Keir Starmer recalcó el pasado lunes en X que el pueblo inglés tiene “todo el derecho a estar enfadado” por la llegada masiva de migrantes.
You have every right to be angry about small boat crossings.
— Keir Starmer (@Keir_Starmer) June 2, 2025
I'm angry too.
We are ramping up our efforts to smash the people smuggling gangs at source.
Hundreds of boats and engines: seized.
Illegal working raids: up.
Almost 30,000 people: returned.
El cambio de rumbo del gobierno francés es significativo porque rompe con la tradicional postura del país en materia migratoria. Recordamos, por ejemplo, la polémica hacia la llegada del barco de ayuda humanitaria Ocean Viking, de noviembre de 2022, en los que Francia acogió a los inmigrantes rechazados por Italia entre acusaciones de “comportamiento incomprensible” del gobierno italiano. Ahora, con la decisión de interceptar las embarcaciones hasta 300 metros de la costa y el despliegue de nuevas patrulleras, Francia abandona esta posición pasiva y hospitalaria y adopta una estrategia mucho más activa y drástica, coordinada con el Reino Unido. Este giro es la viva imagen de una tendencia global a intensificar las medidas migratorias que es cada vez más extendida y patente. El movimiento de Macron es un paso que constata un giro profundo de las políticas europeas, que se está llevando a cabo progresivamente pero sin vacilaciones y el cual tiene que limitar mucho más el acceso a territorio europeo durante los siguientes años.