La Comisión Europea ha presentado este lunes un plan para tratar de reducir la salida de migrantes desde países como Libia, Túnez o Egipto hacia la Unión Europea. Esta iniciativa se ha puesto en marcha después de la negativa de Roma a permitir el acceso a sus puertos en el barco de acción humanitaria Ocean Viking, de la ONG SUS Mediterranée que llevaba a bordo casi 200 migrantes rescatados en el mar. De cara a la reunión de los ministros europeos de Interior del viernes para abordar la crisis, el ejecutivo comunitario ha presentado un plan que se centra en el refuerzo de la cooperación y los medios de los países de donde salen los migrantes, como Egipto, Libia o Túnez, para que frenen las salidas. La hoja de ruta de Bruselas también prevé "reforzar el compromiso diplomático" para agilizar los retornos.

El plan de acción ideado desde la Comisión Europea etano formado por un conjunto de 20 medidas que tienen como objetivo principal ofrecer más recursos a los países emisores de migrantes para tratar de frenar la salida. Estas medidas se estructuran en 3 grandes bloques: reforzar la cooperación con países terceros y organizaciones internacionales, una estrategia "coordinada" en los rescates y el refuerzo del mecanismo de solidaridad. El documento apunta que hacen falta discusiones a escala de organismos internacionales para crear "guías" para los barcos con un "foco particular en las actividades de rescate". El plan de acción creado desde la Comisión Europea se puso en marcha después de la situación de altísima tensión que Roma generó con París prohibiendo el desembarque en sus puertos del barco de ayuda humanitaria Ocean Viking, de la ONG SUS Mediterránée.

El temor de una nueva crisis migratoria, como la del año 2015, se abre paso entre los estados miembros de la Unión Europea, que empiezan a buscar nuevas medidas y planes de acción para evitar que se repita una crisis como la de entonces. La visión sobre qué tipo de mecanismo tiene que aplicarse es radicalmente diferente dependiendo de los estados y ni siquiera una propuesta bastante favorable hacia los estados más duros sirve para acercar posturas. Los países que no están en primera línea quieren que los estados miembros receptores de migrantes carguen con toda la presión migratoria, mientras que los socios mediterráneos buscan que haya un reparto de los migrantes y solicitantes de asilo que se reciben. En septiembre, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, así como el presidente de la comisión de Libertades Civiles de la Eurocámara, la presidenta del Grupo de Contacto de Asilo y los embajadores representantes permanentes de los países que ostentan las próximas presidencias, es decir, República Checa, Suecia, España, Bélgica y Francia, adquirieron un compromiso para intentar completar para febrero de 2024 la reforma de las reglas migratorias europeas.

La reunión de ministros de Interior llega pocos días después de que la Comisión Europea haya solicitado al resto de estados miembros que acepten que Croacia, Rumania y Bulgaria sean parte de la zona Schengen de libre circulación. Eslovenia, fronteriza con Croacia, ha empezado a debatir la posibilidad de establecer controles temporales en caso de que su país vecino sea aceptado en la zona Schengen para gestionar los flujos migratorios que puedan llegar a través de su frontera.