El gobierno de Japón ha hecho, como es habitual, caso omiso a las críticas de la comunidad científica, de sus vecinos, de la comunidad internacional y, sobre todo, de sus mismos ciudadanos y ha ido directamente con el vertido del agua contaminada procedente de la planta nuclear de Fukushima. Si bien el agua está tratada para retirar la mayoría de los restos de la radioactividad, no se puede afirmar que sea 100% segura. De aquí las criticas dentro y fuera del país, que han quedado en papel mojado por el Ejecutivo

El vertido ha empezado este jueves después de que se realizaran las últimas comprobaciones con respecto a las bombas de agua y se abrieran algunas válvulas de forma manual, según anunció la empresa responsable de la accidentada central, TEPCO. "Cada proceso se tiene que hacer con mucha firmeza. Bajo la guía del Gobierno, cumpliremos nuestra responsabilidad", ha expuesto Junichi Matsumoto, responsable de la iniciativa, en una rueda de prensa donde también explicó que el vertido se detendría si se detectaba algún tipo de anomalía.

El vertido de agua ha empezado más de doce años después de la crisis nuclear implicada por el terremoto y el tsunami que sacudieron esta zona de Japón en el 2011, y se lleva a cabo después de someterse a un proceso de depurado a través de un circuito llamado ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos).

Críticas dentro y fuera sus fronteras

Más de un centenar de pescadores y trabajadores de este sector de Fukushima presentarán el mes que viene una demanda para intentar detener el vertido de aguas de la accidentada central nipona al Pacífico, que ha empezado hoy. La demanda, que se encuentra en preparación, se presentaría el próximo 8 de septiembre por la tarde ante un tribunal local de Fukushima y a la espera de que más trabajadores decidan unirse para pedir al Ejecutivo japonés que pare el vertido, han comunicado a EFE a los abogados que representan a los pescadores. "No hay bastante información de la seguridad y faltan algunos datos que no han sido revelados. Siguiendo la protección del medio ambiente, este vertido no se tendría que hacer", han sentenciado fuentes próximas a los pescadores.

La federación nacional de cooperativas pesqueras mantiene un firme rechazo a este plan, bajo el argumento que la medida impedirá que los pescadores de Fukushima puedan liberarse del estigma radiactivo que pesa sobre sus capturas desde el 2011. No son los únicos al quejarse, varios ciudadanos japoneses se han manifestado en contra de este plan.

Entre las críticas internacionales destacan las de sus vecinos. Por ejemplo, China calificó el Japón de "egoísta" e "irresponsable" después de que Tokio empezara hoy a verter al Pacífico agua contaminada procedente de la accidentada planta nuclear de Fukushima después de ser tratada para retirarle la mayor parte de residuos radiactivos.