Golpe duro para Theresa May y los conservadores británicos. Los tories han ganado las elecciones de este jueves perdiendo la mayoría absoluta conseguida por David Cameron en 2015, y se quedan con 318 diputados, frente los 331 conseguidos hace dos años. Las dudas sobre la seguridad del Reino Unido después de los últimos atentados en Londres y Manchester y algunos errores de campaña de la 'premier', junto a un impulso de los laboristas en unas elecciones muy polarizadas, han dejado May en peor lugar.

Por su parte, el laborista Jeremy Corbyn ha conseguido 29 diputados más hasta llegar a los 261 escaños, con lo que consigue recuperar terreno después del descalabro de las últimas elecciones. Cuando empezó la campaña, Corbyn se situaba a 20 puntos porcentuales de los conservadores, pero finalmente, ha conseguido recortar mucho la distancia.

Aunque en escaños hay una diferencia amplia, de 57 diputados, el porcentaje de voto entre los dos grandes partidos es sólo de un 2.4%. Los Conservadores han conseguido un 42.4% de los votos y los Laboristas un 40.0%, pero el sistema first past the post (el que gana en una circunscripción se lo lleva todo) ha perjudicado los de Corbyn.

Gobierno con la ayuda de los Unionistas del Ulster

Estos serían unos malos datos para la primera ministra que hasta ahora tenía 331 diputados y que convocó las elecciones, cuando las encuestas le daban uno amplía ventaja, para reforzar tanto su figura ante las negociaciones con Bruselas para la salida de la UE, como para ampliar la mayoría parlamentaria en Westminster.

Sin embargo, la actual primera ministra, Theresa May, ha asegurado que tiene intención de intentar formar gobierno, y así se lo ha comunicado este viernes a la reina Isabel II, después de una reunión en el Palau de Buckingham. A pesar de no haber obtenido la mayoría absoluta, May tiene la intención de mantenerse en el número 10 de Downing Street con la ayuda de los 10 diputados del partido unionista de Irlanda del Norte, el DUP.

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Bajada del SNP

Los resultados tampoco han sido buenos para los independentistas escoceses del SNP. La formación de la ministra principal, Nicola Sturgeon, aspiraba a retener los históricos 56 escaños en los Comunes, de los 59 que corresponden a Escocia, y que consiguió en las elecciones generales de 2015. Finalmente, sin embargo, ha quedado lejos de estas expectativas, pierden hasta 21 diputados y quedándose con 35 representantes.

Los analistas, sin embargo, no consideran que estos resultados desacrediten la hoja de ruta de Sturgeon de convocar un nuevo referéndum para la independencia, sino una polarización entre Conservadores y Laboristas con la negociación del Brexit de fondo. Antes del año 2015, cuando se celebraron las últimas elecciones generales, los nacionalistas sólo tenían 6 diputados en el Parlamento y esta nación histórica era un claro bastión de los laboristas.

Por otra parte, el Partido Liberal Demócrata de Tim Farron ha aumentado 4 diputados, consiguiendo 12 en frente a los 8 que tenía hasta ahora, pero no ha acabado de superar el desastre sufrido hace dos años, cuando fue duramente castigado por su coalición previa con los conservadores. En aquella ocasión perdieron hasta 49 diputados. Mientras, el partido populista de derechas UKIP, dirigido por Paul Nuttall, y que aspiraba a sumar algún escaño, finalmente no ha conseguido ninguno.

El terrorismo marca las elecciones

Las elecciones, que tenían que estar claramente centradas en las propuestas de los diferentes partidos sobre cómo llevar el Brexit, y sobre si tenía que ser duro o blando, ha acabado marcada por el terrorismo. Los últimos ataques que ha vivido Gran Bretaña, han marcado la recta final de las elecciones, y han debilitado a la primera ministra.

Primero fue el atentado en Manchester, donde 22 personas perdieron la vida al estallar una bomba en un concierto juvenil. Después el que tuvo lugar el sábado pasado en Londres, donde murieron hasta ocho personas entre atropellados y apuñalados. Los dos fueron reivindicados por Daesh, y han puesto en cuestión la estrategia en seguridad de la primera ministra.

May, que fue ministro del Interior desde el 2010 y hasta el año pasado, se habría llevado el golpe electoral de estos atentados. Se la culpa de haber recortado en policías el año 2011, poniendo en duda la seguridad, y también se le atribuye el error de haber bajado el nivel de alerta poco antes del nuevo atentado.

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¿Un error de May?

Las elecciones fueron una apuesta personal de Theresa May para fortalecerse ante los sectores más duros de su partido y para marcar su liderazgo en las negociaciones por la salida de la Unión Europea.

La actual primera ministra llegó al poder el pasado mes de julio, después de la dimisión de David Cameron en ganar la opción del Brexit, pero sin pasar por las urnas. Este hecho, fue el que la llevó a convocar el Reino Unido a unas nuevas elecciones, alegando que el país necesitaba un liderazgo "fuerte" para afrontar la negociación de la salida de la Unión Europea. Entonces, tenía mayoría absoluta en el parlamento, pero su liderazgo estaba bastante cuestionado dentro y fuera del partido y, a pesar de haber prometido no celebrar unas elecciones hasta el 2020, el pasado 18 de abril hizo un volantazo y llamóa a las urnas.

En aquel momento, las encuestas le auguraban una buenos resultados, con una amplia ventaja sobre los laboristas y ampliando la mayoría absoluta. Nada hacía pensar que las cosas podían cambiar tanto y tan rápido. Los resultados de las elecciones, sin embargo, indican que la jugada de May habría sido un error.