El diputado conservador británico Neil Parish ha anunciado este sábado su dimisión como parlamentario, después de revelarse que miró pornografía en su móvil durante las sesiones de la Cámara de los Comunes. Se trata del diputado por la circunscripción de Tiverton i Honiton, del condado de Devon (suroeste de Inglaterra). Ayer, el Partido Conservador decidió suspenderlo temporalmente hasta que una investigación aclarara los hechos, en un nuevo episodio escandaloso protagonizado por el partido dirigido por el primer ministro Boris Johnson. Con todo, Parish ha querido dejar claro hoy en una entrevista de la BBC, que se trató de "un momento de locura", y ha asegurado que la primera vez que accedió a las imágenes pornográficas fue de manera "accidental", pero que la segunda vez que lo hizo fue deliberada. Su renuncia llega cinco días antes de que se celebren los comicios municipales en Gran Bretaña.

Porno en los comunes

Parish, que hasta ahora se había negado a dimitir, ha optado por abandonar su escaño como parlamentario, lo cual dará paso a la celebración de una elección parcial para escoger a su sustituto. Después de ser identificado como el diputado que miró porno, Parish admitió finalmente ayer que abrió el vídeo por "equivocación", si bien dos diputadas de su partido afirmaron haberlo visto mirando unas imágenes pornográficas mientras estaba dentro de la Cámara Baja. El diputado ha sido sometido a fuertes presiones internas para que abandonara su escaño. Parish, de 65 años, presidía la Comisión de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales de los Comunes. Su caso se suma a 56 quejas más por presunta mala conducta de tipo sexual presentadas contra otros parlamentarios, entre ellos tres miembros del Ejecutivo de Johnson y dos portavoces de la oposición, a que no han sido identificados.

Un escándalo tras el otro

Este es tan solo otro escándalo en la larga lista de lo que hace semanas que sacude la cámara baja, empezando por las fiestas en pleno confinamiento ('partygate'), la 'cultura de la cocaína', los casos de acoso sexual, condenas por pedofilia... Con el primer ministro, Boris Johnson, al límite del precipicio, esta parece ser la gota que hace tirar el vaso, y otorga el título permanente de sleazy (sórdido, poco respetuoso) a los conservadores británicos. Todo ha hecho reavivar el debate sobre el machismo a Westminster, en gran parte alentado por las quejas de las diputadas conservadoras, que se reunieron a principios de semana para discutir sobre las agresiones que han sufrido dentro del partido. Eso llevó a la abogada del Estado, también miembro del Partido Conservador, a decir que algunos de sus colegas en el Parlamento a menudo "se comportan como animales", sea cual sea su color político.