Alekséi Navalni no fue siempre bien considerado en la Asia Central por sus comentarios sobre personas de la región. Y su muerte ha caído con conmoción y consternación, pero también con mucha indiferencia. Tal como destaca el portal Eurasianet, la noticia de su muerte, el 16 de febrero, dominó los titulares de medios privados, pero no de los estatales, que evitaron el tema. Una excepción fue la agencia de noticias Kabar de Kirguizstan, que reprodujo un boletín de la agencia estatal rusa TASS.

Un tuit de Eldiyar Arykbayev, periodista del Kirguizstan, del Organised Crime and Corruption Reporting Project, se hizo eco de los sentimientos de muchos que vieron un camarada de armas en un activista que tuvo un impacto mayor al documentar la corrupción y la codicia entre la élite rusa. "Siempre me pareció que Navalni saldría ganador. Y lo más importante, que estaría vivo," escribió Arykbayev. "Quizás ya no está vivo, pero, sin embargo, saldrá victorioso".

En Almaty, capital empresarial de Kazajistán, miles de rusos se han refugiado para evitar el servicio militar. Dejaron en las puertas del consulado ruso flores. Una escena que también se repitió en la embajada rusa en Tashkent, Uzbekistán.

La intensidad del debate público en torno a Navalni ha variado en toda la región. A la relativa apertura de Kazajistán, los que tenían opiniones las compartían en línea. Al ambiente asfixiado de Tayikistán, la idea de mostrar simpatía por una figura antisistema parece haber provocado un sentimiento similar. Las opiniones sobre el activista también están fuertemente correlacionadas invariablemente con la exposición en los medios estatales rusos. La posición de Navalni en Asia Central se vio complicada por otros factores. Los comentarios que hizo a los periodistas en el pasado revelaron la disposición de una retórica xenófoba.

La represión política en la Asia Central

A pesar de la difícil situación de Navalni en la Asia Central, muchos se sentían identificados. Sobre todo porque también hay muchas personas en estos países que son presos políticos. Las figuras de la oposición y los activistas en la Asia Central son muy conscientes de los peligros que implica acabar después de las rejas en los países.

Las figuras de la oposición y los activistas en la Asia Central son muy conscientes de los peligros que implica acabar después de las rejas en los países. En las prisiones de estos países han muerto muchos activistas. Azimjan Askarov, murió a los 69 años, por ejemplo, después de 10 años de problemas de salud. Su abogado dijo que el color de la piel tenía un color amarillento.

Las historias de muertos en la prisión en Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán son muchas. En Turkmenistán, muchos son condenados y nunca más se sabe de ellos, hecho que deja a sus seres queridos con la duda.