La guerra ha evolucionado con el tiempo, y los avances tecnológicos en la industria bélica de hoy en día nada tienen que ver con los recursos que se utilizaron en las grandes guerras anteriores. Los pilotos ya no van dentro de un avión para lanzar bombas, sino que están en bases estratégicas y ocultas a miles de kilómetros de distancia, y pilotan drones a través de satélites hacia un objetivo estratégico, pero también hay drones autónomos programados para hacer blanco en un objetivo concreto, como los Shahed-136, los drones suicidas que Irán utilizó el sábado para atacar a Israel, y los misiles de crucero y balísticos de gran alcance que pusieron a prueba sus sofisticados sistemas de defensa antiaérea, el sistema Hetz-Arrow, en colaboración con las Fuerzas Aéreas y sus aliados estratégicos. Estos sistemas permitieron interceptar el 99% de los más de 300 drones y misiles balísticos y de crucero que lanzó Teherán antes de que consiguieran hacer blanco sobre un objetivo en territorio israelí.

Protegerse contra los enemigos

Israel está rodeado de enemigos y la defensa de su territorio y de sus ciudadanos es un pilar de la existencia del estado sionista. El cielo de Israel se tiene que proteger contra el lanzamiento de los misiles y drones que pueden lanzar estos enemigos, como ha sido el caso de Irán, en el ataque por aire perpetrado la madrugada del sábado, con misiles de larga distancia, o como los que lanzó Hamás en el ataque del 7 de octubre. El sistema de defensa aérea de Israel está formado por varios sistemas, o capas, en función de dónde vengan los misiles y la distancia que recorren. Los misiles de larga distancia se neutralizan con el sistema Arrow, mientras que los de corto alcance topan con la famosa Cúpula de Hierro. Pero ¿cómo fue la batalla en el cielo? ¿Cómo se neutralizaron los drones suicidas Shahed-136 y los misiles de crucero y balísticos que Irán envió por primera vez desde su territorio hacia objetivos israelíes, en respuesta al bombardeo israelí sobre el consulado iraní en Damasco?

Según el contralmirante israelí Daniel Hagari, que valoró la respuesta de las defensas como "un éxito estratégico", el régimen persa disparó 170 drones, más de 30 misiles de crucero y más de 120 misiles balísticos que fueron neutralizados en un 99%, causando algunos daños menores en una base miliar, que recibió el impacto de algunos proyectiles, y una niña quedó herida grave por los restos de uno de los drones abatidos. Hagari detalló que los drones no tripulados y misiles de crucero fueron interceptados y destruidos por aviones de las Fuerzas Aéreas, mientras que los misiles balísticos fueron interceptados por el Arrow.

El sistema Hetz-Arrow

El sistema de defensa aérea de Israel está formado por diferentes sistemas, o capas (Arrow 2 y Arrow 3), en función de dónde vengan los misiles y la distancia que recorren. El sistema Hetz-Arrow (Hetz en hebreo, significa flecha), desarrollado por Israel, se basa en una tecnología que es producto de la colaboración entre Tel Aviv y Washington, a través de la empresa israelí Aerospace Industries (IAI) y el apoyo de la compañía norteamericana Boeing. El resultado de esta asociación es el desarrollo de una tecnología muy avanzada, que ha permitido crear sistemas para afrontar varias amenazas, desde misiles de corto alcance hasta misiles balísticos, de crucero e intercontinentales. El Arrow 3 es el más avanzado y puede interceptar y destruir los misiles lanzados a gran distancia, incluso fuera de la atmósfera, a más de 500 kilómetros de altitud, lo que reduce el riesgo de daños colaterales sobre áreas pobladas. Por eso, puede neutralizar misiles con armas químicas, nucleares o biológicas antes de que entren en la atmósfera. El Arrow 2, por su parte, permite interceptar misiles dentro de la atmósfera terrestre.

El sistema Hetz-Arrow cuenta con radares avanzados que detectan los misiles, siguen su trayectoria e identifican las amenazas a grandes distancias. Cuando se detecta el misil enemigo, se lanza un misil Arrow 3 a través de un potente tanque de propulsión, que lo impulsa a gran velocidad y le permite interceptar el misil enemigo a grandes distancias. Una vez alcanzada la altura por encima de la atmósfera, se desprende de las ojivas y después rastrea los objetivos para derribarlos.

Los drones Shahed-136 iraníes

Estos drones, los Shahed-136, llamados drones suicidas o kamikazes, son como pequeños misiles de crucero de 3,5 metros de largo y 2,5 metros de envergadura, y unos 200 kilos de peso, de los cuales 50 son explosivos, que vuelan de manera pasiva sobre el área que tienen como objetivo y solo atacan cuando localizan el blanco programado, y lo hacen explotando y destruyéndose para provocar el máximo daño en territorio enemigo. A diferencia de los drones dirigidos por un piloto a distancia en tiempo real, los Shahed-136 no tienen ópticas externas, y avanzan en una ruta preestablecida, con coordenadas GPS que se introducen antes de su lanzamiento. El objetivo principal es estrellarse y destruir objetivos terrestres, detectar posiciones enemigas, lanzar misiles y disparar directamente contra la artillería. Son armas desarrolladas por la agencia estatal iraní HESA, y también están siendo utilizados por el ejército ruso, que los llaman Geran-2, en la guerra de Ucrania. Los Shahed-136 se crearon con la intención de neutralizar objetivos terrestres desde la distancia y están pensados para evadir defensas aéreas. Se empezaron a utilizar en 2021 en áreas controladas por los hutís en Yemen.

 

Están pensados para burlar las defensas antiaéreas por saturación, ya que pueden ir agrupados, y están diseñados para esquivar escudos antimisiles y radares. Con todo, si se les compara con los misiles de crucero, su baja velocidad hace que las defensas aéreas tengan más opciones de interceptarlos. La mayoría de los 170 drones, más de 30 misiles de crucero y más de 120 misiles balísticos fueron neutralizados por las defensas del sistema Arrow 3 del ejército israelí y por la aviación norteamericana, británica y jordana antes de que entraran en el espacio aéreo israelí. Los drones y misiles iraníes tardaron unas horas en recorrer la distancia entre Irán e Israel, y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tuvieron tiempo para preparar la estrategia de defensa en coordinación con sus aliados.

La Cúpula de Hierro

Israel cuenta con otro sistema de defensa para el cielo de su territorio, conocido como la Cúpula de Hierro (Iron Dome, en inglés), un sistema antimisil de corto alcance que también es un elemento crucial en la defensa del país y que, antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre, dejaba dormir tranquilos a los ciudadanos de Jerusalén o Tel Aviv. Su nombre evoca a una burbuja o un escudo protector, como lo que se ve en las películas de ciencia ficción, pero en realidad, es un sofisticado sistema que detecta los misiles que son lanzados en un rango de 4 a 70 kilómetros y responde lanzando otro misil llamado Tamir, que lo intercepta y lo destruye. Pero además de interceptar el misil en el cielo, incorpora un radar que detecta el misil y su trayectoria de destino, y alerta a la población con antelación, a través de sirenas, de un posible impacto, para que pueda dirigirse a los refugios antiaéreos, como sucedió el 7 de octubre. El fabricante de la Cúpula de Hierro, la compañía israelí Rafael Defense Sistems, asegura que la tasa de éxito del sistema es de un 90%.